Manufactura francesa

Céfiro y Flora

h. 1730

trama de seda y lana (8-9 hilos de urdimbre por centímetro)

298 x 552 cm

Nº inv. 468

Colección BBVA España



El tapiz muestra el mito que ya cantó Ovidio en sus poemas. Según la mitología griega, Céfiro, el viento fructificador del oeste, mensajero de la primavera, amó a la bella Cloris, a la que concedió el dominio de las flores, motivo por el que en la mitología romana se la denomina Flora.

Con un fondo de paisaje, se representa a la diosa en su lecho, rodeada de amorcillos y bellas jóvenes que recolectan flores. Céfiro la toma de la mano, mientras una geniecilla alada derrama flores de una cornucopia sobre su cabeza. Al fondo, un cortejo con sátiros y bacantes.

La escena aparece enmarcada con una cenefa de flores en la que se incluyen vasos y tibores de cerámica chinesca, limitada a ambos lados por dos pilastras de falso mármol, de estilo Luis XIV (1638-1715), también decoradas con flores.

Como Ofrenda a Ceres, con el que hace pareja, carece de marcas de taller, aunque está compuesto a la manera de algunas de las más famosas series que realizó Charles Le Brun (1619-1690) para los Gobelinos, en las que el encuadre arquitectónico se suma a la bordura propiamente dicha.

La utilización de este mito clásico, transformado en alegoría de una estación (la primavera) o de un elemento (el aire), fue característico de los Gobelinos desde la época de Le Brun, en algunas de cuyas series la primavera y el verano se representan mediante sendas ofrendas a Flora y Ceres, como en la pareja de tapices pertenecientes a esta colección. Ambos paños corresponden a una
de Las metamorfosis de Ovidio tejida sobre modelos antiguos, ya empleados en los talleres de Marc de Comans (1563-1640) y de Raphaël Van den Planken († h. 1661), conocido en Francia como Raphaël de la Planche.

Aunque aparecía en los inventarios como posible manufactura holandesa, puede tratarse de una obra francesa, probablemente de la
. Mientras que las flores y los
nos acercan al estilo de esta producción, la bordura parece aproximarse al gusto holandés a lo Daniel Marot (1661-1752) en las piezas cerámicas típicas de la producción de Delft destinadas a la exhibición de tulipanes, cultivo ya muy importante en el siglo XVIII, que vemos representados en las pilastras situadas a ambos extremos del tapiz.