Federico Aguilar Alcuaz

(Santa Cruz, Filipinas, 1932 – Manila, Filipinas, 2011)

Telephone calls

1972

tapiz de lana

145,5 x 192,5 cm

Nº inv. Z00003

Colección BBVA España


Filipino de nacimiento, desde mediados de los años cincuenta vivirá en España, que será durante años su país de adopción. Tras ganar en su patria varios galardones, en 1954 una beca del estado español le permite estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Tras nueve años en Barcelona, uno de los centros artísticos más importantes del momento, por fin recala en París. A partir de ese momento su fama se hace internacional y se extiende por tres continentes.

Antes de coger los pinceles Aguilar estudió derecho, aunque resulta evidente que el hecho de que su padre fuese compositor le había introducido ya en el mundo de la creación artística. Su primera exposición de 1953 la habitaban retratos, en los que era evidente su admiración por Fernando Amorsolo (1892-1972), uno de los pintores y retratistas filipinos más importantes del momento.

Los tapices de Aguilar son únicos. Sus obras no son pinturas que trasfiere al textil, sino una adaptación de ambas técnicas que se fusionan para crear una nueva forma artística. En sus raíces están presentes la abstracción y el
, y es a través de este último como nace esta nueva disciplina en la que tan presente está la abstracción.

En su composición se aprecian ecos de la
, lo cual resulta interesante proviniendo de un filipino, por el exotismo inherente que emana de sus obras; lo que nos lleva a reflexionar sobre el hecho que de que la creación en Filipinas nunca estuvo tan lejos como podríamos pensar de la de Miró, Kandinsky o Picasso.

A su trabajo del textil hay que añadir lo admirable de su tratamiento del color, que consigue con la ayuda de una máquina que solo existe en los talleres de Art Protis (París),que proporciona al material una gama de color única.

Al espectador le resulta increíble constatar que en sus tapices sólo hay lana tejida y que en ningún caso el artista ha manipulado posteriormente la obra añadiendo pintura sobre el propio tapiz para lograr ese milagro de color, sensualidad y belleza que trasciende de sus creaciones.

Telephone calls formó parte de la exposición realizada en 1974 en Nueva York en la Damon Ruyon-Walter Winchel Cancer Foundation.