Agustín Ibarrola

(Basauri, Vizcaya, 1930 - 2023)

Obras del autor

XX-XXI Español

Agustín Ibarrola es un relevante artista multidisciplinar vasco de segundas vanguardias, reconocido por sus pinturas, grabados, esculturas y proyectos de
. Se define a sí mismo como un creador y pintor del espacio público que traza pinceladas sobre los lienzos, las rocas y las cortezas para relacionarse con las estrellas, la vida y las personas.

Artista casi autodidacta, va incorporando a su lenguaje distintas expresiones, tanto a nivel formal como temático. Ya a los once años, cuando empieza a trabajar en una masía, aprovecha sus horas de descanso para dibujar con ladrillo sobre las rocas. A los catorce, trabajando en una zapatería industrial, pinta sobre lienzos creados a partir de restos de lija que su madre le ayuda a limpiar y tensar. Durante esta etapa se interesa especialmente por la pintura de Aurelio Arteta (1879-1940) y recorre los paisajes transitados por este pintor recogiendo numerosos apuntes. Varias personalidades del mundo de la cultura le ayudan a organizar su primera exposición, a los diecisiete años, mientras asiste a la Escuela de Artes y Oficios de Bilbao; detectan su pasión por la pintura y le facilitan una beca para viajar a Madrid y aprender de Daniel Vázquez Díaz (1882-1969), cuyo atelier es un enclave de efervescencia artística, en el que Ibarrola tiene la oportunidad de explorar nuevos lenguajes junto a Rafael Canogar (1935), Francisco Moreno Galván (1923-1981) y Jesús Olasagasti (1907-1955).

En 1956 visita París por primera vez. El contacto con el arte de fin de siglo y las vanguardias le invitan a liberarse expresivamente y conectar con corrientes artísticas internacionales. Durante su segunda estancia, un año más tarde, se encuentra con artistas españoles que, como él, sobreviven en la capital francesa, y fundan
. El grupo se disuelve en 1962, coincidiendo con la detención de Ibarrola. Durante los tres años siguientes continúa creando desde la cárcel. Su esposa, Mari Luz Bellido, se encarga de exponer sus pinturas por distintas localidades del norte de España, con el propósito de asegurar con las ventas el sustento de su familia. Su producción de los años setenta está marcada por la defensa pacífica de la libertad creativa y de expresión, mediante obras que recogen su experiencia personal y hablan de la sociedad industrial que conoce desde su infancia.

Es ya en 1982 cuando inicia el proyecto más representativo de su carrera: El bosque de Oma. Ibarrola emprende su exploración libre del territorio vasco, cerca del caserío en el que vive; observa las sombras que proyectan los árboles, cargadas de matices, y reflexiona sobre la alteración física del paisaje y de la percepción, pintando tramas y figuras directamente sobre los troncos. La obra resultante, que desde su creación suscita gran interés en visitantes y en distintas instituciones gubernamentales, le abre nuevas oportunidades para intervenir otros espacios, como El bosque de los tótems (1996), Ola a ritmo de txalaparta (1986/87) o Los cubos de la memoria (2001-2006). A través de sus esculturas de arte público y obras de
, Ibarrola pone de manifiesto la finalidad social y accesible del arte.

Agustín Ibarrola participó en eventos como los Encuentros de Arte de Pamplona de 1972 o la Bienal de Venecia de 1976. Su carrera profesional ha sido reconocida con la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes (2005). Su obra se ha expuesto en el Centro Conde Duque, el Palacio de Cristal de Madrid (1987) e Itsasmuseum Bilbao (2021), entre otros. Recientemente, la galería José de la Mano ha recuperado para ARCOMadrid 2021 su obra inspirada en el Guernica de Picasso, creada en 1977 como campaña para instalar el original cerca de la ciudad de Guernica. Esta pieza de Ibarrola ha sido adquirida por el Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Como integrante de
ha recibido la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes (Ministerio de Cultura, 1993); ese mismo año el Museo Reina Sofía dedicó una exposición a este colectivo.