José Caballero

(Huelva, 1915 – Madrid, 1991)

Obras del autor
XX Español

José Caballero abandona en 1932 sus estudios de Ingeniería Industrial para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y en el taller de Daniel Vázquez Díaz (1882-1969), a quien conoce durante sus trabajos en La Rábida. Durante este periodo se relaciona con múltiples artistas imprescindibles en el panorama cultural del momento, con algunos de los cuales comparte además una gran amistad. Entre ellos destacan el escultor Alberto Sánchez (1895-1962), cuyo estilo de formas orgánicas y atención a lo humilde y popular le influirá enormemente; Federico García-Lorca, que le introduce en el Teatro Universitario “La Barraca”, para el que comienza a hacer escenografías e ilustraciones, o Pablo Neruda, con quien colabora en varias ocasiones. 

Con la Guerra Civil española muchos de sus proyectos se verán frustrados; durante la posguerra, las responsabilidades familiares y la conmoción por lo vivido le llevan a abandonar la pintura para centrarse en la producción de escenografías para espectáculos teatrales, de cine, e incluso escaparates. Será solo diez años más tarde cuando retome su actividad pictórica. Su estilo está aún vinculado al surrealismo, pero a lo largo de esta década irá transformándose en favor de la abstracción y la experimentación matérica. 

Ya en 1950 realiza su primera exposición individual en la madrileña Galería Clan. A partir de ese momento las exposiciones se multiplican: su obra se exhibe por todo el mundo; participa en repetidas ocasiones en las bienales de Venecia y São Paulo; en 1964 forma parte de la muestra inaugural de la Galería Juana Mordó e instituciones como el Ateneo de Madrid o el Museo de Bellas Artes de Bilbao le dedican exposiciones individuales. A finales de los sesenta se siente atraído por la
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con la introducción del círculo, el triángulo y el rombo como elementos derivados de una simbología cósmica.

La Fundación Calouste Gulbenkian de Lisboa realiza una gran retrospectiva de su obra en el año 1973 y en 1984 se le otorga el Premio Nacional de Artes Plásticas. En 1991, año de su fallecimiento, tiene lugar una exposición antológica en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Su obra forma parte de numerosas colecciones a nivel nacional, como las del Museo Reina Sofía, ARTIUM o el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, y también de Europa y América, como las del Carnegie Institute, la Galería Nacional de Arte Extranjero de Bulgaria o el Museo Tamayo en Ciudad de México.