José Echenagusía

(Fuenterrabía, Guipúzcoa 1844 – Roma, 1912)

Obras del autor

XIX-XX Español

José Echenagusía, más conocido como José Echena en el ambiente artístico, nace en Fuenterrabía el 1 de enero de 1844 en el seno de una familia acomodada. En 1858 inicia sus estudios en el Real Seminario de Vergara y en 1863 su interés por el arte le lleva a trasladarse a Bilbao para formarse en el ámbito del dibujo y la pintura.

En 1872, al estallar la Tercera Guerra Carlista, continúa su aprendizaje en Francia, donde descubre de primera mano la obra de Mariano Fortuny (1838-1874), que desde 1870 residía en París. En 1874, al demostrar su capacidad y destreza artística, su tía María Echenagusía le concede una pensión para ampliar sus estudios en Bayona. Al año siguiente, tras el repentino fallecimiento de su benefactora, recibe su herencia, que destina a viajar a Italia.

En 1876 se establece en Roma, donde permanecerá el resto de su vida. Allí abre un nuevo estudio y entra en contacto con los artistas españoles afincados en la capital, entre los que se encuentra José Villegas Cordero (1844-1921), creador de su apodo abreviado “Echena”, que comenzará a utilizar como firma. Gracias a la influencia de Fortuny, se especializa en pintura de temática histórica, religiosa, orientalista y costumbrista bajo la premisa del academicismo y el preciosismo, respondiendo a la fuerte demanda del mercado internacional así como al gusto de la alta sociedad de la época.

En paralelo a su recurrente actividad expositiva en la capital italiana, Echena sigue presente en la escena artística española. Concurre en dos ocasiones a la
de Madrid: en 1884, consiguiendo una medalla de segunda clase con Llegada al Calvario, y en 1887, año en que no obtiene galardón, y deja de participar en el certamen. A su vez, continúa enviando obras a las muestras y concursos organizados en el País Vasco, lugar al que permanece profundamente vinculado, visitando con asiduidad Vizcaya y Guipúzcoa, donde trabaja en la decoración de varios edificios, entre los que destacan el Palacio de la Diputación Foral de Vizcaya o el Palacio Chávarri, ambos en Bilbao.

Fallece en Roma el 31 de enero de 1912 a causa de unas fiebres de las que no pudo recuperarse. El 26 de agosto de ese mismo año se celebra una exposición en su honor en el Museo Municipal de San Sebastián, muestra de la admiración que le profesaba su tierra natal.