Manuel Felguérez

(Zacatecas, 1928 – Ciudad de México, 2020)

Obras del autor

XX-XXI Mexicano

Decano de las artes visuales en México, su trayectoria de artista, docente e investigador lo instaura como uno de los creadores más relevantes desde la segunda mitad del siglo XX. El movimiento agrario y la muerte prematura del padre terrateniente obligan a la familia a mudarse a Ciudad de México, donde, en los boy scouts, el joven traba amistad con el novelista Jorge Ibargüengoitia. En 1947 ambos emprenden un viaje por Europa. Frente a la obra de William Turner (1775-1851) decide hacerse pintor. Un paréntesis de cuatro meses en la Academia de San Carlos lo disuade de proseguir estudios dentro de la ortodoxia académica. Vuelve a París en dos ocasiones: de 1949 a 1951, cuando la obra de Jean Arp (1886-1966) lo orienta a la abstracción y un aprendizaje en el taller del cubista Ossip Zadkine (1890-1967) le enseña el oficio de escultor; y, becado, a mediados de los años 1950, en una estancia marcada por su relación amorosa con la pintora Lilia Carrillo (1930-1974), que lo dejará viudo en 1974. 

Instalado en México, expone en las galerías Antonio Souza, Juan Martín y Proteo, que convocan a jóvenes artistas opuestos a la declinante
, y que constituirán la
: José Luis Cuevas (1934-2017), Vicente Rojo (1932-2021), Pedro Coronel (1922-1985) y Fernando García Ponce (1933-1987), entre otros. Felguérez desempeña un papel protagónico en las encendidas controversias entre realistas y abstractos, y en las decisivas exposiciones de la época: Salón Esso, Confrontación 66, las tres ediciones del Salón Independiente y la Bienal de São Paulo, en la que gana el Gran Premio en 1975. 

La obra pública de Manuel Felguérez es parte del paisaje de muchas ciudades, de México y de otros países; está presente también en universidades, empresas y casas particulares. Las formas monumentales y abstractas de Felguérez se caracterizan por un sentido geométrico del orden, que se combina con una genuina pasión, que desborda la pulcritud de las formas, apropiándose del espacio. Desde su intervención en el desaparecido Cine Diana con el Mural de hierro (1962) hasta Agenda 2030 (2018), en la sede neoyorquina de la Organización de las Naciones Unidas, su obra pública hace uso de materiales reciclados (chatarra, residuos industriales, espejos y conchas de ostrón, por ejemplo), con los que opera una mímesis entre la escultura y la pintura. Hasta sus últimos días ha seguido realizando numerosos proyectos. Aunque vivió poco tiempo en su estado natal, Zacatecas ha dedicado un museo a su nombre y su legado.