Menchu Gal

(Irún, 1919 ─ San Sebastián, 2008)

Obras del autor
XX-XXI Española

Menchu Gal se forma desde temprana edad con Gaspar Montes Iturrioz (1901-1998)  en su ciudad natal. Por consejo de este, en 1932 marcha a París para continuar con su educación artística y allí asiste a clases de dibujo en la Academia Ozenfant. A su vuelta a España se traslada a Madrid para acudir a la Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde tiene como profesores a Aurelio Arteta (1879-1940) y a Daniel Vázquez Díaz (1882-1969).

En 1938 regresa por una temporada a la capital francesa. Las diversas estancias en París −adonde viajará en otras ocasiones− le permiten conocer de primera mano las creaciones de las vanguardias, y en especial las del
y el
. Su obra quedará para siempre influenciada por el modo de construir y el uso del color de estas corrientes.

A pesar de la difícil situación política, económica y artística de la España de posguerra, las décadas siguientes supondrán un gran impulso para su carrera. Los años cuarenta comienzan con su participación en la Bienal de Venecia (en la que estará presente también en 1950 y 1956) y dan lugar a sus primeras muestras individuales. Se instala definitivamente en Madrid, y, a través de José Gutiérrez Solana (1886-1945), entra en contacto con otros artistas −jóvenes y consagrados− interesados en la representación del paisaje castellano, uniéndose a ellos en la exposición colectiva organizada en la Galería Clan en 1945. La obra de Benjamín Palencia (1894-1980) despierta en ella especial admiración, e influye significativamente en su estilo, liberando su producción de las tonalidades apagadas y la rigidez del trazo y dando paso así a una nueva etapa más expresionista y matérica.

En los años cincuenta se vincula a la
, con la que expondrá repetidas veces entre 1951 y 1962. A ella le unen el tratamiento de la temática de la naturaleza y el interés por realizar un arte alejado de lo académico; y, dado el aislamiento español, los referentes más inmediatos que encontró fueron las vanguardias francesas de principio de siglo, recibidas, en gran medida, a través de Palencia y Vázquez Díaz.

En 1959 se convierte en la primera mujer en obtener la Primera Medalla del Concurso Nacional de Pintura. Menchu Gal cuenta ya con un notable éxito artístico y económico: su actividad expositiva es intensa y participa frecuentemente en muestras, tanto individuales como colectivas, por toda la geografía española.

A partir de los años sesenta, el paisaje se convertirá en el género por excelencia, en el terreno idóneo para su experimentación formal, quedando en segundo plano otras temáticas cultivadas a lo largo de su trayectoria, como el bodegón y el retrato. Gal aborda estos motivos fundamentalmente mediante la pintura al óleo, pero también a través de la acuarela y el grabado.

La década de los setenta, en los que su pintura tenderá a una mayor gestualidad y abstracción, supondrá su consagración definitiva. En 1986 tiene lugar su primera exposición antológica, organizada por el Museo San Telmo de San Sebastián, y en 1992 la Sala Garibay (Obra Social Kutxa) acoge en la misma ciudad una retrospectiva de su obra, que se replicará un año después en el Museo de Navarra. En 2005 recibe la Medalla de Oro de Guipúzcoa.

En 2010, dos años después de su fallecimiento, se inaugura en Irún la sala Menchu Gal, con el objetivo de difundir su trabajo y el de otros creadores locales. En los años siguientes se le dedicarán importantes muestras antológicas, como las del Instituto Valenciano de Arte Moderno (2012), el Bizkaia Aretoa (2012) o el Koldo Mitxelena Kulturunea (2019).