Gunther Gerszo

(Ciudad de México, 1915 – 2000)

Obras del autor

XX-XXI Mexicano

Sorprende que Gunther Gerzso empezara su carrera como escenógrafo de teatro y de cine; asombra también que comenzara a pintar al estilo surrealista, y bajo esa modalidad se incorporara en 1950 a la Galería de Arte Mexicano.

Su ascendencia europea le acercó al círculo de artistas refugiados en México a causa del fascismo: Remedios Varo (1908-1963), Leonora Carrington (1917-2011), Benjamin Péret, Wolfgang Paalen (1905-1959), Alice Rahon (1904-1987) y sus compatriotas José Horna (1909-1963) y su esposa Kati (1912-2000). Su padre, húngaro nacido en Budapest, había emigrado a México durante la última década del siglo XIX; su madre, berlinesa, quedó pronto viuda, volvió a casarse y, cuando su hijo llegó a la adolescencia, lo envió a Suiza a perfeccionar su educación con un tío corredor de arte. Esa mansión, repleta de antigüedades y cuadros modernos, fue la única escuela del joven, que nunca pisó una academia de arte. Al sobrevenir el crack bursátil de 1929, Gerzso volvió a su país.

Cuando, en expediciones por Yucatán, Tabasco y Oaxaca, descubre el pasado precolombino, abandona el surrealismo; orienta su interés, de orden más estético que arqueológico, hacia una sintaxis no literal de la abstracción. Un viaje a Grecia en 1954 le inspira una serie de veinte o treinta cuadros que transmiten la luz del paisaje árido, el calor intenso y la atmósfera blanca de piedra seca. Gerzso se había adiestrado imitando la pericia de los viejos maestros europeos, con veladuras, finas texturaciones y una laboriosa superposición de delgadas capas de pigmentos al ras del soporte. “En el fondo, continúo haciendo lo que me enseñaron a los doce años” −afirmaba. Lobo solitario, fue un pintor importante y un referente para muchos otros artistas.