Manuel Millares

(Las Palmas de Gran Canaria, 1926 – Madrid, 1972)

Obras del autor

XX - Español

Perteneciente a una familia instruida en el campo del arte y la cultura, desde temprana edad desarrolla un profundo vínculo con el mundo de la creación. Su formación es autodidacta, y se forja a base de numerosas lecturas y visitas al Museo Canario de Las Palmas, dónde entra en contacto con los orígenes de la cultura y civilización de su tierra natal.

Su trayectoria pictórica se inicia en la década de los años cuarenta. Esta primera etapa, que se extiende hasta 1955, está marcada por la fuerte influencia del foco surrealista, presente en las islas por aquella época, así como de la arqueología y del pasado aborigen de Gran Canaria. En 1950 impulsa el grupo de
  (LADAC), que, introduciendo formatos expositivos y artísticos novedosos, abogaba por la mezcla de artes y la reivindicación de las raíces canarias. 
En 1953 y 1954 realiza los Muros, piezas en las que comienza a experimentar con un nuevo material, las arpilleras, inaugurando en 1955 el segundo periodo de su producción, que se prolongará hasta su muerte. Ese mismo año, Millares se traslada a Madrid, donde continúa profundizando en el trabajo de las arpilleras, que acabarán convirtiéndose en su soporte esencial.

En el año 1957 funda junto con otros artistas el  
, guía para las vanguardias del momento, tan desorientadas al final de la contienda civil española y participa en la Bienal de São Paulo exponiendo su trabajo más reciente. Un año más tarde sus piezas se incluyen en la Bienal de Venecia, evento que propicia que su carrera adquiera un importante reconocimiento internacional y favorece que, a lo largo de la siguiente década, sus telas concurran en exhibiciones en galerías de Francia, Alemania y Estados Unidos.

A nivel plástico, durante los años sesenta, su paleta se ve reducida a tonos marrones, negros, rojos y blancos. Las obras de esta fase presentan un matiz de denuncia social y moral, con un especial protagonismo de los seres humanos. En 1969 se aventura en un viaje al Sáhara que marca la última etapa de su trayectoria. A raíz de esta experiencia emprende un un conjunto de dibujos en los que intenta evocar la luminosidad del desierto y recrea con gran expresividad gestual los perfiles de la fauna que lo habita.

La muerte sorprende al artista con tan solo cuarenta y seis años, en el momento cumbre de su carrera, que había girado ya hacia la figuración.

Su obra forma parte de las colecciones de instituciones fundamentales como el Museum of Modern Art de Nueva York, la Tate Modern de Londres, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid y el Museo de Arte Abstracto de Cuenca.