María Belén Morales

(Santa Cruz de Tenerife, 1928-2016)

Obras del autor
XX - XXI Española

Nacida en una familia de artistas, desde pequeña se mueve en un ambiente creativo. Su primer contacto con la escultura se produce en el taller de su tío, Enrique Cejas Zaldívar (1915-1986), donde descubre su pasión por la materia y el modelado. Se forma en la Escuela de Artes y Oficios y en la Escuela Superior de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, recibiendo una educación académica, marcada por el predominio de la temática indígena.

Su personalidad inquieta, unida al interés por renovar y modernizar el panorama artístico canario, le lleva a explorar diversos caminos, en busca de nuevas iniciativas plásticas en el campo de la abstracción. En este sentido juega un papel importante su participación en la fundación, en 1963, del grupo
, formado por un conjunto de artistas que aspiraban a crear sus obras de manera más libre y emotiva, alejados de la tradición estética imperante en la isla.

Desde 1949 está vinculada al Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife como secretaria de la sección de escultura y, entre 1987 y 1990, como vicepresidenta y presidenta de dicha sección. En 1993 colabora en la puesta en marcha, en la localidad tinerfeña de Tacoronte, de la Fundación Óscar Domínguez, hoy extinguida.

Su obra escultórica evoluciona desde una delicada figuración hacia una
pura. La transformación de su trabajo se produce de manera orgánica, a través de una constante investigación con la forma y la materia. En los años setenta, fascinada por las primeras expediciones espaciales, la velocidad y la industria, crea unos relieves denominados “aeroevasiones”, en los que se observan ya las tensiones entre las rectas y las curvas que marcarán sus siguientes planteamientos formales. En los años ochenta su obra tiende hacia la apertura y la expansión, tomando como inspiración las formas orgánicas de la naturaleza. Paulatinamente su trabajo se va simplificando hasta dar lugar a unas piezas geométricas liberadas de toda referencia figurativa. Esta última etapa está marcada por la depuración formal y el control absoluto de la materia. Las esculturas de este periodo constituyen el máximo exponente de ligereza, ingravidez y equilibrio. Configuradas mediante planos de superficies geométricas y lineales que tienden hacia lo vertical, hacia el infinito, estas obras muestran, además, un acabado lacado de colores puros y planos que remiten a la escultura minimalista estadounidense.

Académica numeraria electa de la Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel y, entre 2000 y 2002, miembro del primer consejo asesor del Instituto Óscar Domínguez de Arte y Cultura Contemporánea (IODACC), es una de las figuras más importantes de la escultura abstracta en Canarias.