XVII Española, activa en Portugal

Pintora de historia, temas religiosos, retratos, naturalezas muertas, flores y frutas; grabadora.

También conocida como Josefa de Ayala Figueira. Hija de Baltasar Gómez Figueira (que trabajó en el taller de Francisco Herrera el Viejo) y de Catalina de Ayala Camacho, el matrimonio regresa a Portugal tras la restauración de la independencia nacional. Josefa permanece en Sevilla durante seis años más al cuidado de su padrino ―Herrera el Viejo― teniendo la oportunidad de entrar en contacto con el mundo del arte.

De vuelta en Portugal en 1648, se instala en Óbidos con sus padres para ingresar dos años después en el convento de Santa Ana de Coimbra ―donde su padre estaba realizando un retablo― con la intención de profesar. En 1653 recibe el encargo de realizar unos grabados para la edición de los Estatutos de la Universidad de Coimbra.

Poco después abandona el convento y regresa a la casa paterna, decidiendo dedicarse a la pintura, algo poco habitual en una mujer de su época. Su fama se extiende rápidamente, existiendo obras suyas en el monasterio de Alcobaça o en el de los Jerónimos de Lisboa. Asimismo realiza retratos para la familia real.

Su estilo y sus temas se acercan a Zurbarán, con una ejecución muy ingenua, casi naif.