XVI-XVII Español

Juan Pantoja de la Cruz fue uno de los artistas más importantes durante el reinado de Felipe III (1598-1621).

Nacido en Valladolid, a temprana edad se debió trasladar a Madrid, donde se formó en el taller de Alonso Sánchez Coello (1531/32-1588). Tras la muerte de este, se convirtió en el mayor retratista de la corte durante los últimos años del reinado de Felipe II (1527-1598) y los primeros de Felipe III, recibiendo el título de Pintor de Cámara en 1596.

Pantoja de la Cruz fue el encargado de formular el modelo definitivo de retrato de corte, que seguía el esquema de cuerpo entero y tres cuartos introducido en España por Antonio Moro (h. 1516-1576). El rasgo más destacado de los retratos de Juan Pantoja de la Cruz es el hieratismo de los personajes, cuya expresión rígida y distante deja al margen cualquier manifestación de sentimiento. En ellos cabe destacar el detallismo con el que representa los ropajes, las joyas y los atributos de realeza, continuando así con la tradición manierista de representación del poder. Este refinamiento en la representación de ciertos elementos recuerda las pinturas preciosistas de los artistas flamencos. Sin embargo, la precisión que muestran los rostros de los personajes y el tratamiento minucioso de las vestimentas contrasta con la simplicidad de los fondos: en los escenarios en los que Pantoja de la Cruz representa los elementos simbólicos de la realeza, la ambientación está prácticamente ausente.

Más conocido por su faceta como retratista, Pantoja de la Cruz también abordó otras temáticas, como la religiosa. En las pinturas de este género, que tuvieron una notoria importancia dentro de su producción, el artista combinó formas procedentes del manierismo toscano con detalles que anticipaban el naturalismo. De este modo, fusionó la representación detallista de los objetos con una concepción monumental de la iluminación y la figura humana. Estas representaciones fueron encargos de las principales autoridades eclesiásticas de Madrid y Valladolid. Entre las comisiones religiosas destacan dos composiciones de 1603, que representan el nacimiento de la Virgen y el de Cristo, realizadas para decorar el oratorio privado de la reina en el Palacio Real de Valladolid. Estas piezas forman parte, hoy en día, de la colección del Museo del Prado.