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https://www.coleccionbbva.com/en/autor/tenreiro-brochon-antonio-2/
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autor
14210
Antonio Tenreiro Brochón
(La Coruña, 1923 – 2006)
Obras del autor
XX Español
Acude desde edad muy temprana al estudio del pintor postimpresionista Jesús Fernández,
Jesito
y desde 1939 a la Escuela de Artes y Oficios de A Coruña.
En 1942 va a Madrid a preparar el ingreso en la Escuela Superior de Arquitectura (1945-1951), en una España de posguerra dominada por la miseria y la represión, pero en la que siente la necesidad —desde su ideario liberal y progresista— de creer en un futuro esperanzador poblado de nuevas ideas. Compagina sus estudios académicos con la pintura, que se convierte en modo de expresión, nutriéndose de lo que le aporta de nuevo la vida cultural de la capital, con sus museos, sus tertulias, sus exposiciones… Gracias a estas últimas entra en contacto con las vanguardias europeas, de las que las italianas le impactan de manera especial, y con la obra de Benjamín Palencia, que le influye sobremanera en su amor y compromiso con el paisaje y la naturaleza. Vinculado a la
Segunda
Escuela de Vallecas
(1927-1936) fundada en 1927 por Benjamín Palencia y Alberto Sánchez con el objeto de renovar el arte español tal como se había hecho en el resto de Europa. El paisaje se convierte en el motivo principal de su pintura. Será un paisaje sobrio, influido por el primitivismo hispánico, el color fauvista, el enfoque surrealista y el orden cubista. Su punto de partida será el campo casi desértico del extrarradio de Madrid hacia Toledo, del que se elimina todo objeto superfluo para llegar a la sobriedad del trazo mediante una paleta de colores terrosos. Será un arte a medio camino entre la tradición y la modernidad. La Escuela de Vallecas se disolverá con la llegada de la guerra civil en 1936, aunque será la única que resurgirá posteriormente como segunda escuela de Vallecas (1939-1942).
(1939-1942) continuadora de la
Escuela de Vallecas
(1927-1936) fundada en 1927 por Benjamín Palencia y Alberto Sánchez con el objeto de renovar el arte español tal como se había hecho en el resto de Europa. El paisaje se convierte en el motivo principal de su pintura. Será un paisaje sobrio, influido por el primitivismo hispánico, el color fauvista, el enfoque surrealista y el orden cubista. Su punto de partida será el campo casi desértico del extrarradio de Madrid hacia Toledo, del que se elimina todo objeto superfluo para llegar a la sobriedad del trazo mediante una paleta de colores terrosos. Será un arte a medio camino entre la tradición y la modernidad. La Escuela de Vallecas se disolverá con la llegada de la guerra civil en 1936, aunque será la única que resurgirá posteriormente como segunda escuela de Vallecas (1939-1942).
, creada en 1927 por Benjamín Palencia y Alberto Sánchez y disuelta al inicio de la guerra civil. Tras la contienda, el grupo artístico vuelve a renacer bajo la denominación de segunda
Escuela de Vallecas
(1927-1936) fundada en 1927 por Benjamín Palencia y Alberto Sánchez con el objeto de renovar el arte español tal como se había hecho en el resto de Europa. El paisaje se convierte en el motivo principal de su pintura. Será un paisaje sobrio, influido por el primitivismo hispánico, el color fauvista, el enfoque surrealista y el orden cubista. Su punto de partida será el campo casi desértico del extrarradio de Madrid hacia Toledo, del que se elimina todo objeto superfluo para llegar a la sobriedad del trazo mediante una paleta de colores terrosos. Será un arte a medio camino entre la tradición y la modernidad. La Escuela de Vallecas se disolverá con la llegada de la guerra civil en 1936, aunque será la única que resurgirá posteriormente como segunda escuela de Vallecas (1939-1942).
. Impulsada de nuevo por Palencia, esta vez junto a Francisco San José, a los que se unirá un grupo de estudiantes de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, del que procede la mayor parte de los artistas que integrarán la
Escuela de Madrid
o joven escuela madrileña, término acuñado por el marchante y librero Karl Buchholz y el crítico de arte Manuel Sánchez Camargo para denominar al grupo de pintores españoles —muchos de ellos procedentes de la segunda
Escuela de Vallecas
(1927-1936) fundada en 1927 por Benjamín Palencia y Alberto Sánchez con el objeto de renovar el arte español tal como se había hecho en el resto de Europa. El paisaje se convierte en el motivo principal de su pintura. Será un paisaje sobrio, influido por el primitivismo hispánico, el color fauvista, el enfoque surrealista y el orden cubista. Su punto de partida será el campo casi desértico del extrarradio de Madrid hacia Toledo, del que se elimina todo objeto superfluo para llegar a la sobriedad del trazo mediante una paleta de colores terrosos. Será un arte a medio camino entre la tradición y la modernidad. La Escuela de Vallecas se disolverá con la llegada de la guerra civil en 1936, aunque será la única que resurgirá posteriormente como segunda escuela de Vallecas (1939-1942).
— que integran la exposición colectiva de 1945 en la Galería Buchholz de Madrid. Algunos consideran este grupo como un mero proyecto comercial puesto en marcha por críticos de arte y galeristas, con el objeto de crear un mercado de pintura de paisaje.
. El Museo del Prado será el centro de reunión y su principal influencia artística El Greco. El paisaje seguirá siendo el motivo de representación por excelencia, aunque con tonos más realistas, alejados de la experimentación de la primera etapa. Será un paisaje más sobrio, un refugio tras los horrores de la guerra.
y al círculo de artistas de la mítica galería Buchholz, donde él mismo llega a exponer sus obras. Sus paisajes castellanos, en los que fusiona la pintura con sus conocimientos de arquitectura, se llenan de color, de movimiento, con un nuevo uso de materiales que impregnan el soporte de fuerza, sentimiento, magia y fascinación. A comienzos de los cincuenta le llega ya el reconocimiento y el prestigio como artista, que culminará a mediados de los sesenta.
Junto a su amigo José María Labra realiza en 1947 su primera exposición en la Asociación de Artistas de A Coruña, con una serie de paisajes en los que plasma escenarios muy personales y cotidianos. Su pincelada, gruesa y colorista, está cargada de materia, que en algunos casos trabaja con la espátula. Sus colores se van haciendo más fríos y sus composiciones más sobrias, la luz se hace escasa y las formas angulosas, en un preludio de lo que será su época negra.
Entre 1954 y 1956 se vincula a la revista
Atlántida,
formando parte —junto a Manuel Lugris, Mariano Tudela, y sus inseparables amigos Antonio Lago Rivera y José María Labra— del movimiento artístico denominado
Los Insurgentes
grandes renovadores del arte gallego que rompen con la estética oficial imperante, anclada en el academicismo y el folclorismo, y abren el camino a las futuras vanguardias artísticas.
.
Su trabajo como arquitecto le hace regresar a su ciudad natal a mediados de los cincuenta (1956), pero a su llegada se siente desplazado, por lo que se encierra en su trabajo y su pintura y se ve sumido en una ligera depresión que le lleva a replantearse su creación y a desarrollar su estilo más personal, caracterizado por esa paleta oscura, en gama de marrones y negros que no abandonará hasta los años setenta en favor de un encendido cromatismo. Posteriormente, en los ochenta, su obra adquiere un tono más intimista y poético, con un predominio de los interiores y los bodegones.