XX Español
Salvador Victoria fue una figura fundamental en la renovación de la pintura española de finales del siglo XX. De origen turolense, debido a la guerra civil, se traslada con su familia a Valencia. Allí comienza su formación en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, donde recibe un sistema de enseñanza académica marcada por la tradición luminista de Joaquín Sorolla (1863-1923). Una vez finalizados sus estudios, decepcionado con el ambiente normativo que se está viviendo en España, se establece temporalmente en Ibiza, donde se produce su primer contacto con la vanguardia europea. En la isla conocerá a importantes artistas nórdicos que despertarán en él el interés por la pintura abstracta.
En 1951 realiza su primera exposición individual en el Círculo Artístico y Literario de Granada. En 1956, animado por la experiencia en Ibiza, se instala en París, capital de la vanguardia artística y cultural. Allí se relaciona con los principales protagonistas de la abstracción española, como Eusebio Sempere (1923-1985) y Lucio Muñoz (1929-1988), con los que expone en muestras colectivas. Además, frecuenta conciertos, conferencias y exposiciones que le permiten conocer las corrientes más actuales: el

Movimiento pictórico contemporáneo dentro de la abstracción que surgió en los años cuarenta en Estados Unidos y se difundió posteriormente a nivel internacional. Partiendo de las premisas y postulados surrealistas, los artistas expresionistas consideraban el acto de pintar como una actividad espontánea e inconsciente; una acción corporal dinámica en la que se eliminaba cualquier tipo de planificación previa. Las obras enmarcadas dentro de este movimiento se caracterizan por el uso de colores primarios puros y vibrantes, que desprenden una profunda libertad. Entre sus principales impulsores se encuentran Arshile Gorky (1904-1948) o Hans Hoffman (1880-1966). En el panorama español, cabe destacar a Esteban Vicente (1903-2001) y José Guerrero (1914-1991), quienes, gracias a su estancia en Nueva York, estuvieron en contacto con las diversas iniciativas artísticas que se estaban desarrollando allí.
y el

derivado de la palabra francesa “tache” (mancha), el término fue acuñado por los críticos franceses Charles Estienne y Pierre Guéguen y se difundió a partir del texto del crítico del arte Michael Tapié. Surgido como reacción al

Término acuñado por el crítico francés Louis Vauxcelles (1870-1943) para designar al movimiento artístico surgido en Francia en 1907 de la mano de Pablo Picasso (1881-1973) y Georges Braque (1882-1963), que implicó una ruptura definitiva con la pintura tradicional. Considerada como la primera vanguardia histórica del siglo XX, su principal característica es la representación de la naturaleza a través del uso de formas geométricas bidimensionales que fragmentan la composición, desapareciendo por completo la perspectiva. Esta innovación plástica y conceptual supuso una gran revolución y jugó un papel fundamental en el desarrollo del arte del siglo XX.
, se considera el equivalente al expresionismo abstracto estadounidense y se caracteriza por la pincelada espontánea, los goteos y manchas de pintura procedentes directamente del tubo y los grafismos que recuerdan la caligrafía japonesa.
. Esta estancia de casi diez años es decisiva para su evolución hacia una abstracción matérica en la que se puede observar la influencia de la caligrafía oriental. En 1960 participa en la XXX Bienal de Venecia, donde volverá a exponer en 1968 y 1972, y funda el Grupo Tempo. Salvador Victoria complementa todas estas experiencias artísticas con la lectura de textos teóricos fundamentales, entre los que destacan
Teoría del arte moderno de Paul Klee (1879-1940) y
Punto y línea sobre el plano y
De lo espiritual en el arte, de Vasily Kandinsky (1866-1944). Las reflexiones de estos creadores en torno a la pureza del trabajo gráfico y sus indagaciones sobre las formas geométricas, entre las que destaca el círculo, marcarán formal y conceptualmente el futuro trabajo de Victoria.
A mediados de la década de los sesenta regresa definitivamente a España, instalándose en Madrid. Coincidiendo con su vuelta, entra a formar parte del grupo de artistas vinculados a la Galería Juana Mordó, inaugurada en 1964. En 1967 participa en la Bienal de São Paulo y un año más tarde presenta su primera exposición individual en la galería mencionada anteriormente.
En estos momentos, sus obras sufren una reordenación de espacio y una síntesis formal. Este cambio se puede ver en los collages de lienzo curvilíneo que no abandona en el resto de su producción. El círculo, la pirámide y demás formas geométricas se convierten en los ejes principales de sus piezas, dotándolas de volumetría y viveza con el uso de colores cálidos como dorados, rojos y morados.
La obra de Salvador Victoria es circular y coherente, fruto de una investigación plástica constante que le lleva a transitar por los caminos del

Término acuñado por el crítico francés Michel Tapié para denominar al movimiento artístico que abarca todas las tendencias abstractas y gestuales que se desarrollaron en Europa a finales de los años cuarenta, en paralelo al

Movimiento pictórico contemporáneo dentro de la abstracción que surgió en los años cuarenta en Estados Unidos y se difundió posteriormente a nivel internacional. Partiendo de las premisas y postulados surrealistas, los artistas expresionistas consideraban el acto de pintar como una actividad espontánea e inconsciente; una acción corporal dinámica en la que se eliminaba cualquier tipo de planificación previa. Las obras enmarcadas dentro de este movimiento se caracterizan por el uso de colores primarios puros y vibrantes, que desprenden una profunda libertad. Entre sus principales impulsores se encuentran Arshile Gorky (1904-1948) o Hans Hoffman (1880-1966). En el panorama español, cabe destacar a Esteban Vicente (1903-2001) y José Guerrero (1914-1991), quienes, gracias a su estancia en Nueva York, estuvieron en contacto con las diversas iniciativas artísticas que se estaban desarrollando allí.
estadounidense. Se caracteriza por la utilización de un lenguaje no figurativo, en el que los materiales desempeñan un papel muy importante. En España, el informalismo alcanzó un enorme auge en la década de los cincuenta; a él se adscribe una generación de artistas cuyos lenguajes se sitúan entre el informalismo europeo y el

Movimiento pictórico contemporáneo dentro de la abstracción que surgió en los años cuarenta en Estados Unidos y se difundió posteriormente a nivel internacional. Partiendo de las premisas y postulados surrealistas, los artistas expresionistas consideraban el acto de pintar como una actividad espontánea e inconsciente; una acción corporal dinámica en la que se eliminaba cualquier tipo de planificación previa. Las obras enmarcadas dentro de este movimiento se caracterizan por el uso de colores primarios puros y vibrantes, que desprenden una profunda libertad. Entre sus principales impulsores se encuentran Arshile Gorky (1904-1948) o Hans Hoffman (1880-1966). En el panorama español, cabe destacar a Esteban Vicente (1903-2001) y José Guerrero (1914-1991), quienes, gracias a su estancia en Nueva York, estuvieron en contacto con las diversas iniciativas artísticas que se estaban desarrollando allí.
americano. Entre ellos se encuentran Antoni Tàpies (1923-2012), Josep Guinovart (1927-2007), August Puig (1929-1999), Antonio Saura (1930-1998), Manolo Millares (1926-1972) y Rafael Canogar (1935).
y la depuración geométrica hasta encontrar un lenguaje totalmente personal, marcado por la pureza, la luz, la forma y la gestualidad.
Salvador Victoria fallece el 27 de junio de 1994 en Alcalá de Henares tras una repentina enfermedad.
Su producción ha sido expuesta en numerosas muestras tanto nacionales como internacionales, y está presente en las colecciones de prestigiosas instituciones, entre las que destacan el Museo Nacional de Arte Reina Sofía de Madrid, el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y el Museo de Bellas Artes de Bilbao.