Ignacio Zuloaga y Zabaleta

(Eibar, Guipúzcoa, 1870 – Madrid, 1945)

Obras del autor

XIX-XX Español

Nace en Éibar el 26 de julio de 1870, en un entorno familiar dedicado a las artes aplicadas. Comienza la carrera de ingeniería, que pronto abandona para consagrarse a la pintura. Su formación inicial se desarrolla en el Museo del Prado, realizando copias de las obras de los grandes maestros, sobre todo de Diego Velázquez (1599-1660) y de El Greco (1541-1614).

En 1889 viaja por primera vez a Roma, desde donde marcha a París. Allí se instala en Montmartre e inicia sus estudios en la Académie Libre con Henri Gervex (1852-1929). Conoce a los pintores más revolucionarios del momento, como Paul Gauguin (1848-1903), Henri de Toulouse-Lautrec (1864-1901), Vincent van Gogh (1853-1890) o Maxime Dethomas (1867-1929), con cuya hermana se casará diez años después.

En 1890 se relaciona con el círculo de artistas catalanes residentes en la capital francesa, entre los que se encuentran Ramon Casas (1866-1932), Miquel Utrillo (1862-1934) y Santiago Rusiñol (1861-1931). A partir de este momento, goza de mucho éxito en París, participando asiduamente en el salón de la
así como en el 
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Alterna sus estancias en París con viajes a España, donde adquiere una importante fama. Obtiene numerosas condecoraciones en certámenes nacionales, destacando la Primera Medalla en la IV Exposición de Bellas Artes e Industrias Artísticas de Barcelona en 1898 con Víspera de la corrida, que es comprada por Santiago Rusiñol para el Museu del Cau Ferrat.

A partir de 1898, en su producción se aprecia el influjo de la ideología de la Generación del 98; Zuloaga se centra en la búsqueda de las raíces autóctonas de los campos y gentes de Castilla, multiplicando sus estancias en Segovia. A su vez, su prestigio como retratista se extiende desde París hasta Estados Unidos, donde consigue gran fama y empieza a tener una numerosa y significativa clientela. En este momento desarrolla una exitosa actividad expositiva internacional, de la que gozará durante toda su vida.

Con el estallido de la Primera Guerra Mundial regresa al País Vasco para establecerse en Zumaya (Guipúzcoa); en su vivienda, hoy convertida en museo, instaló su importante colección de obras de arte, entre las que destacan pinturas de Goya o de El Greco.

Durante los últimos años de su carrera, gracias al prestigio adquirido, se dedica principalmente a realizar encargos. Tras proclamarse la República en 1931, se le concede la presidencia del Patronato del Museo de Arte Moderno de Madrid. En 1938 obtiene una medalla en la Bienal de Venecia. Fallece en Madrid el 31 de octubre de 1945 a la edad de setenta y cinco años.