Manolo Hugué

(Barcelona, 1872 - Caldes de Montbui, 1945)

Femme couchée

1927

vaciado en piedra artificial

27 x 29 x 37,5 cm

Nº inv. 36227

Colección BBVA España


La intensa y peculiar personalidad de Manolo, como era conocido en los círculos artísticos, le permitió darse a conocer y rodearse de grandes amigos, gracias a su capacidad de asimilación y a su ingenio, convirtiéndose en uno de los escultores más reconocidos del momento.

La realización de esta escultura coincide en el tiempo con su estancia en la localidad francesa de Ceret (Pirineos Orientales, Languedoc-Rosellón), tras su estancia parisina y poco antes de su llegada a Caldes en 1928. Por aquellos años, sin olvidar las habilidades adquiridas en la capital francesa, supo captar y asimilar todo aquello que pudiera suponer un enriquecimiento en su visión estética. Aunque tuvo muy en cuenta la elegancia estética tan presente en la obra de Auguste Rodin (1840–1917), infundió en sus composiciones su propio lenguaje, derivado de la absorción de las nuevas corrientes artísticas. Son los años en los que el marchante de arte Kahnweiler (1884–1979), su mecenas y protector, consolida su apoyo incondicional hacia el artista y le presiona ante esporádicos incumplimientos de contrato, en su intento por difundir su producción artística internacionalmente.

Su obra escultórica, más prolija que la derivada de su faceta como pintor y dibujante, se centró en la representación de temáticas costumbristas y figuras femeninas, tratadas éstas últimas con exuberancia y naturalidad mediante el estudio del desnudo desde diferentes ángulos y posturas, pero sin despojar de entidad propia a cada uno de sus modelos.

Resulta abrumador contemplar de cerca esta Femme couchée. El artista es capaz de captar magistralmente y de forma sintética la precisión y sensualidad de los volúmenes de la mujer que descansa en actitud serena y pensativa, abandonada a su ensoñación.