Adolf Schlosser

(Leitersdorf, Austria, 1939 – Bustarviejo, Madrid, 2004)

Piedra

1982

granito pintado con cera, grafito y hollín

200 x 30 x 10 cm

Nº inv. 646

Colección BBVA España


Una de las esculturas más representativas de la obra de este artista austriaco afincado en España desde los años sesenta. Su obra, calificada como minimalista y relacionada con el
,
desarrolla temas, formas y materias muy vinculados al entorno natural. Trabaja con materiales encontrados en el campo, principalmente árboles, a los que somete a sutiles torsiones y equilibrios, recurriendo a menudo a formas geométricas, muy especialmente triángulos y espirales. Evoca en sus esculturas e instalaciones todo un mundo de resonancias poéticas y conceptuales, manteniendo su condición de minimalismo estricto.

A través de un monolito de granito negro, parcialmente cubierto con cera, hollín y grafito, resalta la plasticidad y la pureza de formas de un material primigenio. En este caso la manipulación de la materia es más evidente que en otras obras de este periodo. Su borde dentado nos trae también a la memoria las puntas líticas.

Su forma sugiere un desplazamiento que alude a los menhires y puede que también a las piedras miliares. Los menhires tenían en las culturas ancestrales un significado mágico y ritual, de unión entre el cielo y la tierra, de tributo a los dioses, de culto a los muertos. Pero este monolito no parece querer arraigarse en el suelo, tiene más bien algo de frágil en apariencia y está aislado, sin el beneficio de la proximidad de otras piedras similares como las que configuran círculos mágicos o alineaciones en santuarios o en caminos.