Artista vasco de aprendizaje temprano en el arte de la escultura, tuvo como referencia el taller paterno y otra serie de influencias para el desarrollo de su trayectoria artística.

Conocedor del arte clásico, completó su formación en el taller del escultor Raymond Dubois. A partir de los años sesenta, su obra experimenta una clara evolución, desligándose paulatinamente del taller familiar y adentrándose en un lenguaje personal, en el que el dominio de la técnica se fusiona con una manera tradicional de trabajar el bronce, materia que empleará sistemáticamente en gran parte de sus obras.

A partir de la década de los setenta, su obra se circunscribe en dos campos claramente antagónicos. Por un lado, realiza piezas geométricas mediante la superposición dinámica de planos en el espacio, generalmente a gran escala, en hierro y de carácter público; mientras que, por otro lado, en esculturas de mediano formato, recurre a representaciones de tipo orgánico, barroquizantes y carentes de cualquier rasgo simétrico.

Tal es el caso de esta pieza, Abstracción I, realizada mediante una plancha fina y constante, moldeada en diferentes formas curvas y contracurvas, en lo que se asemeja a la representación barroca de la rocalla francesa. Su aspecto orgánico remite a formas vegetales; como si se tratase de corales marinos que fluyen con sensualidad.