Alfaro es posiblemente el escultor que mayor provecho ha obtenido del juego de la geometría posconstructivista. Su adscripción al

 Grupo Parpalló 

grupo promovido por Vicente Aguilera Cerni en torno al cual se agruparon una serie de artistas, arquitectos y teóricos valencianos con el objetivo de renovar el arte de la ciudad y conectarlo con el panorama artístico internacional. Entre sus miembros cabe destacar a Andreu Alfaro, Eusebio Sempere, Joaquin Michavila y Salvador Soria. En 1959 el colectivo se renueva y comienza a editar la revista

 arte vivo 

movimiento artístico creado en 1962 por Alberto Greco, que consiste en captar la realidad tal y como es (movimientos, conversaciones, gestos, actitudes, olores, lugares…), sin ningún tipo de transformación.

, de la que se publicarán cuatro ejemplares que serán un interesante relato del arte del momento. El Grupo se disuelve en 1961.

 (del que fuera cofundador) y al Movimiento de le pondrá en contacto con el ruso, y su obra se hará más geométrica y analítica.
 
Sus esculturas, en las que utiliza varillas, tubos o perfiles laminados tratados según los procedimientos habituales de corte y plegado, pronto darán paso –a partir de 1972- a las generatrices, serie de tubos de sección cuadrada ensartados en un eje, procedimiento que le permitirá actuar en cualquier escala.

Aunque las esculturas de Alfaro tienen una apariencia abstracta no por ello carecen de forma, como lo indica el título de la obra. Tras la geometría de la composición se esconde una imagen figurativa que se hace evidente, como en el caso de esta serie de varillas plegadas que se apoyan sobre una directriz formando un doble o unas “velas al viento”.