A mediados de los años sesenta, Amadeo Gabino comienza a experimentar cierto interés por el . Inspirado por los avances de la tecnología espacial y sobre todo por la ingeniería aeronáutica, lleva a cabo una búsqueda en torno a la materia y el espacio que culminaría a mediados de los años setenta con la creación de una serie de obras titulada Composición.

Son obras cerradas, cimentadas en el orden geométrico y basadas en la superposición de chapas metálicas recortadas en formas circulares concéntricas interrelacionadas, como si se tratase de un . Estas planchas, de materiales tan diversos como el hierro, el acero, el aluminio y el latón, poco a poco dejan de ofrecer dificultad al escultor y le permiten una libertad compositiva dotada de una rica simbología que acentúa la dialéctica entre lo interior y lo exterior, lo visible y lo oculto, lo transparente y lo opaco, lo brillante y lo mate.

Composición (50/75) muestra esa combinación de ciencia, tecnología y arte con la que mejor define Amadeo Gabino su lenguaje, un lenguaje afín a sus dotes, a su sensibilidad y a su tiempo.

La Colección BBVA posee otra obra perteneciente a esta misma serie Composición (9/75).