De formación autodidacta, Alfaro se inició en las artes plásticas con la pintura y el dibujo, para luego adentrarse plenamente en la escultura en la década de los cincuenta, tras haber viajado a París y Bruselas y haber visto la exposición 50 años de arte moderno.

La innovación fue una constante en toda su trayectoria, por lo que resulta difícil incluirle dentro de ningún movimiento o corriente artística. Sin embargo, se ve influido por el y por la obra de artistas como Constantin Brancusi (1876-1957), Jorge Oteiza (1908-2003), Julio González (1876-1942) y los hermanos Antoine Pesvner (1888-1962) y Naum Gabo (1890-1977).

Artista comprometido con la sociedad y de gran proyección tanto nacional como internacional, en 1981 se le concedió el Premio Nacional de Artes Plásticas. En 2007 el IVAM realizó una retrospectiva de su obra.

Durante los años setenta su escultura quedaría marcada por el descubrimiento de una estructura que, aludiendo al concepto geométrico, denominaría generatriz, en la que una serie de varillas o tubos de perfiles laminados se articulan en torno a un punto, proyectando el desarrollo de su movimiento.

Su escultura, trazada en el espacio, está realizada con materiales metálicos tratados según los procedimientos industriales habituales, lo que le permite lograr acabados y cortes limpios.

Composición en espiral es una versión previa, realizada a menor escala y en latón, de la que Alfaro presentó en la Bienal de Venecia en 1976, tras la muerte de Franco, con el título Bon dia, llibertat (b) , impresionante obra de 550 x 600 x 250 cm, en aluminio, propiedad de la Fundació Joan Miró de Barcelona.

Es una composición rigurosamente geométrica de 35 piezas. La forma surge de las relaciones entre las partes; no hay una visión total, pues al artista le interesa crear distintos puntos de vista para dialogar con el espectador, quien va descubriendo la obra paso a paso, intentando buscar una respuesta.