Eduardo Chillida Juantegui

(San Sebastián, 1924 – 2002)

Gezna III

1969

grabado (aguatinta) sobre papel (33/50)

67 x 81 cm

Nº inv. 1244

Colección BBVA España


Chillida comienza a experimentar con el grabado a finales de los años cincuenta. En sus primeras obras el
invade el papel: “En una línea el mundo se une, con una línea el mundo se divide, dibujar es hermoso y tremendo”. A finales de los sesenta ya comienza a introducir aguatintas, que crean manchas densas que nos remiten a su escultura.

Tanto el grabado como la escultura son para Chillida un medio para el estudio de la luz, del contraste, de lo oscuro y de lo claro, del vacío y de lo lleno. La poética de los opuestos es una constante en su obra.

Su obra gráfica de finales de la década de los sesenta, se caracteriza principalmente por una sobriedad en la que predomina el uso de la dualidad blanco y negro, convirtiéndose ambos en el principal medio de expresión.  Conjuga ambos colores mediante trazos, rayados o diferentes texturas, que dotan a la pieza de un sentido espacial más volátil.

En Gezna III se aprecia como las manchas negras, como si de piezas de un puzle se tratase, se fusionan, atrapan y encierran espacios, cobrando a su antojo formas casi laberínticas, siendo la concepción volumétrica su principal preocupación. Estos contrastes monocromos tan visualmente potentes, se convertirán en la firma del artista, por los que se le reconoce tanto a nivel nacional como internacional.