Daniel Tamayo

(Bilbao, 1951)

Noche en la mansión de Mr. Huts

1983

tinta, acuarela y gouache sobre papel

72,9 x 50,9 cm

Nº inv. 1408

Colección BBVA España



Daniel Tamayo ha desarrollado a lo largo de su carrera un lenguaje absolutamente personal e inimitable, a través del que propone la construcción de una nueva identidad del paisaje vasco posindustrial.

Su fascinación por el arte surge a edad temprana, cuando a los doce años visita el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Comienza su formación artística en la Escuela Massana de Barcelona, asistiendo a clases de diseño, dibujo y pintura, que complementa posteriormente en la Escuela Superior de Bellas Artes de Bilbao, de la que actualmente es docente.

Su trabajo se alimenta de fuentes visuales muy dispares, que van desde referencias de su infancia (payasos, dibujos animados y cómics) hasta imágenes y elementos tomados de la vida cotidiana. La combinación de todas estas referencias que integran su archivo visual personal tiene como resultado un conjunto de obras de gran energía compositiva y cromática, en las que los diversos elementos dialogan entre sí en un escenario surrealista y fantástico.

A partir de 1985 sus obras se convierten en auténticos escenarios teatrales, a los que confiere una dimensión metafísica que traspasa los límites de lo puramente tangible. A través de la combinación de la geometría y de elementos basados en las formas orgánicas de la naturaleza, Tamayo recrea en sus lienzos un ambiente onírico, que invita al espectador a detenerse en los detalles.

Dentro de su trabajo hay que destacar la importancia del papel como soporte en el que desarrollar ideas y experimentar con distintas técnicas y materiales. Trabajar sobre papel le permite, además, abordar el acto de pintar desde una perspectiva absolutamente diferente a la del lienzo, más íntima y cercana, que le traslada a sus inicios como ilustrador.

A lo largo de su trayectoria se pueden distinguir dos periodos en los que el papel ha tenido un peso fundamental; en primer lugar, el periodo denominado pre-acuarelista (1978-1989), en el que experimenta con una gran variedad de técnicas; le sigue el periodo acuarelista, que se desarrolla desde 1989 hasta la actualidad, en el que la acuarela cobra un protagonismo absoluto, permitiéndole trabajar esta técnica a través de veladuras que proporcionan profundidad a sus composiciones.

El proceso creativo de Tamayo se basa en una selección previa de material gráfico procedente de su archivo visual −formado por dibujos, recortes de papel y fotografías provenientes de los campos más diversos−. A veces, el artista, en una operación que él mismo denomina safari icónico, sale en busca de imágenes de la realidad cotidiana, que luego deja plasmadas en el papel con ayuda de un lápiz. Una vez seleccionadas las imágenes que formarán parte de la obra, dibuja la composición, a la que posteriormente aplicará el color.

Dentro del periodo pre-acuarelista nos encontramos con obras como Noche en la mansión de Mr. Huts, realizada en 1983. A pesar de las pequeñas dimensiones, esta acuarela de la Colección BBVA es un excelente ejemplo del particular lenguaje plástico de Tamayo. La composición reproduce un escenario surrealista, que combina personajes y elementos figurativos procedentes de la realidad con formas absolutamente abstractas e irreconocibles, que sólo existen en el mundo de la imaginación, invitando a detenerse en la contemplación de una escena en la que cada pieza ha sido cuidadosamente seleccionada. La minuciosidad a la hora de tratar cada componente y la delineación de los perfiles evidencian la fascinación del pintor por la apurada técnica de los artistas italianos y holandeses del siglo XV.

Noche en la mansión de Mr. Huts conjuga la simplificación de la
con elementos procedentes de la cultura popular para crear una pequeña composición en la que, a pesar del aparente desorden y agitación, todos los elementos están perfectamente seleccionados y equilibrados.

A través de esta original propuesta, en la que se funden armónicamente abstracción y figuración, Daniel Tamayo invita a reflexionar sobre la sociedad contemporánea. Y lo hace con una pequeña acuarela que muestra la misma fuerza plástica que sus lienzos de grandes dimensiones.