Lucio Muñoz

(Madrid, 1929 – 1998)

LUM 4

1980

grabado (aguafuerte, aguatinta y gofrado) sobre papel

75,6 x 56,3 cm

Nº inv. 30137

Colección BBVA España


Lucio Muñoz es de esos creadores de su generación que confieren una cierta relevancia a la técnica del grabado. En ocasiones le sirve como modelo para representaciones pictóricas, en otras traslada al papel una idea plasmada en una tabla o un lienzo. En cualquier caso, la experimentación con la estampación es una necesidad trascendental. Así lo corrobora el propio artista, con palabras que recoge Miguel Logroño: “personalmente tengo comprobado que grabar me limpia y enriquece. En los últimos años, mi evolución en pintura le debe mucho al grabado (…)”.

Aunque, fruto de su profunda admiración por el artista suizo Paul Klee (1879-1940), sus inicios se orientaron hacia el
, su ingreso en la escuela de Bellas Artes de San Fernando le permitió conocer a los principales exponentes del realismo madrileño, como Antonio López (1936), Carmen Laffón (1934), Julio López Hernández (1930) o Amalia Avia (1930-2011), con la que se casó en 1960. Con todos ellos compartió no sólo una gran amistad, sino también el apego al entorno cotidiano como medio para transmitir el paso del tiempo.

Su viaje a París, becado por el estado francés, le permitió continuar su formación en contacto con el movimiento llamado
, que adoptó e introdujo en España justo en el momento en el que se estaba gestando el grupo El Paso. En los años cincuenta, coincidiendo con su estancia parisina, introdujo como vehículo de expresión artística en su obra la madera, trabajada de formas muy diversas y con texturas distintas. En la década de los setenta, vuelve a experimentar sobre el papel con bocetos y apuntes que traslada después a la pintura. Es una etapa de cambio, en la que, como el artista explica y recoge María José Salazar en 2001, “el paisajismo interior va dando paso a una fase más problemática, discutible y barroca. Ahora a la pretensión, más bien conceptual, se suma otra más concreta, la de actuar con similares métodos, pero sobre objetos inventados (…)”.

A partir de la década de los ochenta se dedica prácticamente en exclusiva a las representaciones gráficas. Esta obra forma parte de la serie LUM, realizada en el año 1980. Editada por Polígrafa, se compone de cinco grabados en
y
. Para LUM 4 utilizó seis tintas, y para aportar relieve al conjunto recurrió a la técnica del
, práctica muy reiterada, que otorga un sentido mágico y dinámico a la composición.