La imagen figurada de una monarquía rodeada por los continentes suponía, para la mentalidad de la Edad Moderna, una forma de expresión del poder. Y que en dicha representación apareciesen Europa, Asia, África y América, equivalía a interpretar que su dominio se extendía por todo el mundo.

En 1786 Juan Antonio Salvador Carmona llevó a cabo una serie reducida de grabados titulada Las cuatro partes del Mundo (Europa, Asia, África y América) -cuyas planchas originales pertenecen a la Calcografía Nacional y una de sus tiradas completa forma parte de los fondos de la Colección BBVA- según pinturas de Luca Giordano (1634-1705) conservadas en el Palacio Real. A excepción del título, todos los ejemplares presentan las mismas inscripciones: en el ángulo inferior izquierdo, “pintado por Lucas Jordan”; en el ángulo inferior derecho, “gravado por Juan Ant.° Salvador Carmona”; debajo del título, “Dedicada al PRINCIPE N.ro S.r por Juan Ant.° Salvador Carmona. El Quadro Original existe en el R.l Palacio de Madrid”. De este modo sabemos que dedicó estas estampas al príncipe Carlos (1748-1819), futuro Carlos IV, por lo que fue nombrado Grabador de Cámara del Príncipe de Asturias, distinción nunca conferida hasta entonces, y, en 1789 cuando subió al trono como Carlos IV, pasaría a ser Grabador de Cámara del Rey.

Desde un punto de vista técnico, en esta serie se aprecia el rasgo que mejor define la producción del artista: el perfecto estudio de los efectos del claroscuro. A nivel iconográfico, se tratan de retratos imaginarios basados en estereotipos y visiones fragmentadas de cada territorio, pero recogen muchos de sus elementos característicos y han servido de soporte a otros símbolos y figuraciones posteriores. Al pintar estas alegorías, Juan Antonio Salvador Carmona sigue la preceptiva clásica, compendiada a finales del siglo XVI por el italiano Cesare Ripa (1560-1622) en su famoso Tratado de iconología.

En el caso de este grabado, realizado a la , el personaje principal es la metáfora de América: una figura femenina, semidesnuda y con corona de plumas, porta el arco y el carcaj con las flechas. A sus pies, un grupo de niños pequeños juguetea con un caimán; dos de ellos sostienen en sus manos un ave; se distinguen también diversos frutos y vegetación, en alusión a las riquezas de aquella región. En la parte izquierda de la imagen se representa la llegada de los españoles a América: al fondo, una gran nave varada y, en un plano más próximo, los botes en los que arriban los soldados. En el centro, un cuerpo humano atravesado por una flecha ilustra la feroz resistencia contra la invasión europea. En el ángulo superior derecho, sentada entre nubes, aparece una mujer -quizás la alegoría de Europa, o tal vez de España- con corona y cetro, reclinada sobre un león, símbolo de justicia y poderío,una referencia al descubrimiento del continente americano por la Corona española.