Pablo Palazuelo

(Madrid, 1915 – Galapagar, Madrid, 2007)

Champ I

1964

Serie Champ

gouache sobre papel

32 x 49 cm

Nº inv. 31204

Colección BBVA España



Pablo Palazuelo fue una de las figuras clave de la abstracción española del siglo XX. Formulador de la
, destaca por un uso elegante y depurado de las formas geométricas básicas, que combina ilimitadamente para crear representaciones abstractas del mundo que le rodea.
Finalizados sus estudios de arquitectura en la School of Arts and Crafts de Oxford (1933-1936), Palazuelo se traslada a Madrid, donde −tras la Guerra Civil española, en la que participó como piloto de aviación− redirige su carrera hacia la pintura y posteriormente hacia la escultura. Esta investigación plástica le llevará a la abstracción más pura, geométrica y matemática, en la que se aprecia la influencia de la pintura cubista de Piet Mondrian (1872-1944) y, muy especialmente, de la obra de Paul Klee (1879-1940).
En 1948 es galardonado por el Gobierno francés con una beca, gracias a la cual se instala temporalmente en París. Esta estancia será fundamental para el desarrollo de un proceso creativo extremadamente pulcro y analítico que evidencia la base teórica y metódica de su obra. Este proceso parte, en la mayoría de los casos, de un croquis preliminar realizado sobre papel, que el artista toma como modelo regulador para componer las obras que conforman cada familia −término utilizado por el autor para referirse a las series−. Esta metodología puede tener su origen en los apuntes que realiza sobre el
de los manteles del bistrot parisino que frecuentó durante su estancia en la capital francesa.
Estos minuciosos estudios dan como resultado unas composiciones formadas por perfiles orgánicos que se expanden a lo largo de la superficie del papel y en las que, de forma magistral y armónica, las líneas rectas se combinan con los trazos curvos.
La familia de gouaches Champ, de 1964, a la que pertenece la obra de la colección Champ I, está realizada tomando como punto de partida un boceto que sirve como base geométrica para todo el conjunto, boceto que Palazuelo va puliendo y transformando para cada composición. De este modo, todas las piezas que componen el grupo se pueden solapar y complementar como un rompecabezas.  
En Champ I Palazuelo ha suavizado los contornos, mostrando una composición de gran elegancia y sencillez, cuyas formas revisten la sutileza de la caligrafía oriental. La obra se equilibra con una superficie de color sólido en la parte superior, que dota al conjunto de un delicado ritmo compositivo. Cabe destacar el cromatismo pardo de la pieza y, muy especialmente, el singular uso del
, que remiten a lo telúrico y terrenal, conceptos también insinuados en el propio título de la obra, Champ (Campo). En esta ocasión, Palazuelo no se limita exclusivamente a mostrar un ensamblaje de áreas de color sólido, como es habitual en su trabajo, sino que aplica la aguada de un modo particular, generando en el papel una ilusión de dimensión que recuerda la visión aérea de volúmenes geográficos. El resultado es la evocación de una suerte de paisaje aéreo recorrido por formas fluviales, que puede ser interpretado como la representación en clave abstracta de las vistas que debió vislumbrar desde el aire cuando trabajó como piloto de aviación durante la Guerra Civil española.