Salvador Victoria

(Rubielos de Mora, Teruel, 1928 – Alcalá de Henares, Madrid, 1994)

Sin título

1972

serigrafía sobre papel (P.A)

70 x 50 cm

Nº inv. 31642

Colección BBVA España



Salvador Victoria es una figura fundamental en la renovación plástica de la España del siglo XX. Su pintura evoluciona desde un lenguaje informalista en los años cincuenta −coincidiendo con su traslado a París y su descubrimiento del
y el
− hacia una
de formas y colores puros, con el círculo como eje principal de la composición. Estos rasgos marcarán visual y conceptualmente su obra de la década de los setenta. Tras un periodo de incesante experimentación, en torno a los ochenta recupera el trazo libre y vibrante de sus primeras obras. Sin abandonar la forma circular, las composiciones de este periodo muestran un ritmo más sosegado que las obras de su etapa parisina y suponen la culminación de un largo proceso de investigación con la forma, el color y la materia, elementos de los que Victoria se sirve para lograr trascender los límites de lo puramente visual.

En 1967 Salvador Victoria se adentra en el mundo de la obra gráfica, que se convierte desde ese momento, y hasta el final de su vida, en un eje fundamental de su producción. A lo largo de su vida colabora con numerosos talleres y grabadores, creando un conjunto de obras que fluyen y evolucionan en paralelo a su producción pictórica y evidencian su afán experimentador. En los setenta desarrolla un tipo de composición que denomina superposiciones: obras en las que superpone capas de cartulina y acetato, que le sirven para investigar con el material, el volumen y la luz. Este mismo concepto de superposición lo traslada a la obra gráfica, estampando unas tintas sobre otras, técnica que le lleva a conseguir interesantes efectos plásticos y ópticos.

1972 fue un año muy productivo para el artista gráfico. La Colección BBVA cuenta entre sus fondos con varias serigrafías realizadas durante ese año, que suponen una interesante representación de la riqueza de su lenguaje gráfico. En ellas emergen algunos elementos que aparecerán reiteradamente en sus obras y que configuran su universo plástico y conceptual, como el círculo y la pirámide, protagonistas de esta pieza editada por el artista y estampada por el taller Ángel López. En ella, las formas parecen flotar en el espacio, anticipando los universos metafísicos de sus cuadros de mediados de los setenta.