Salvador Victoria

(Rubielos de Mora, Teruel, 1928 – Alcalá de Henares, Madrid, 1994)

Sin título

1972

serigrafía sobre papel (P.A.)

70,9 x 50 cm

Nº inv. 33261

Colección BBVA España


A finales de los años cincuenta, tras acabar sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, Salvador Victoria se traslada a París. Esta estancia le permite entrar en contacto con los movimientos artísticos del momento, que influyen decisivamente en sus primeras obras. A su regreso a España, a mediados de los sesenta, su trabajo evoluciona desde una abstracción informalista hacia una
, en la que el círculo adquiere un papel protagonista. Durante los años setenta, al compás de un proceso de experimentación constante, sus obras tienden paulatinamente hacia un lenguaje constructivista, definido por la unión de formas geométricas de colores sorprendentes. Durante la década siguiente los perfiles tan puros de su etapa anterior se van depurando y comienzan a diluirse, fundiéndose con el fondo del lienzo. Sin abandonar la forma del círculo, que le acompañará a lo largo de toda su trayectoria, los cuadros de los años ochenta y noventa suponen una vuelta a la pintura gestual y matérica de su etapa parisina. Sin embargo, los colores se suavizan, alejándose de los rojos y negros de sus composiciones informalistas de los sesenta.

Dentro de la producción de Salvador Victoria es destacable el importante papel que tuvo la obra gráfica. El interés por la
tiene su origen en la etapa parisina, cuando entra en contacto con importantes profesionales de la estampación. La
fue una técnica muy célebre en el París de la posguerra gracias a la labor de numerosos talleres y el importante trabajo de la Galería Denise René, que editó obra gráfica de los artistas contemporáneos más relevantes.

Salvador Victoria se embarca en el mundo del grabado en 1967; a partir de ese momento cultiva esta disciplina en paralelo a su pintura. A lo largo de su vida colabora con numerosos talleres y grabadores, entre los que destacan el serígrafo Ángel López y el litógrafo y artista Dimitri Papagueorguiu (1928). En este ámbito destaca la abundante producción gráfica de los años setenta, periodo en el que Victoria experimentó con las formas geométricas y el color, resultando un conjunto de serigrafías que revelan una minuciosa manera de trabajar las técnicas gráficas.

A principios de esta década, Salvador Victoria crea un conjunto de obras que denomina superposiciones. Su indagación sobre la forma y el volumen le lleva a experimentar con la superposición de cartulinas y acetatos tintados, sobre los que realiza previamente cortes geométricos. Las sucesivas capas de cartón, junto a las transparencias y la tinta, consiguen producir un llamativo efecto hipnótico.

La Colección BBVA cuenta entre sus fondos con un interesante conjunto de obras sobre papel de principios de los setenta, que permiten explorar las diversas inquietudes plásticas de Victoria en el campo de la estampación. Entre ellas se incluyen dos serigrafías de 1972, en las que el artista crea un sugestivo baile de formas concéntricas que, formal y visualmente, recuerdan a las superposiciones realizadas con cartulina. Victoria proporciona a sus piezas la tridimensionalidad visual y el efecto de claroscuro de sus collages mediante la combinación de diferentes tintas, en este caso −una obra editada por el artista y estampada por el taller Ibero Suiza− dentro de la monocromía del gris.