Joan Miró

(Barcelona, 1893 – Palma de Mallorca, 1983)

Maravillas con variaciones acrósticas en el jardín de Miró (VII)

1975

Carpeta Maravillas acrósticas en el jardín de Miró

litografía sobre papel (50/75)

53 x 74,5 cm

Nº inv. 36020

Colección BBVA España



Una de las grandes aspiraciones de Joan Miró a lo largo de su carrera fue la fusión entre la pintura y la poesía. Amante de la literatura desde temprana edad, siempre mostró una profunda pasión por la palabra, que se materializa en numerosas composiciones cuyos trazos parecen evocar una suerte de caligrafía abstracta.

Este interés por la lírica hizo que colaborase en múltiples ocasiones con grandes escritores, ilustrando algunos de sus libros. Tal es el caso de Maravillas con variaciones acrósticas en el jardín de Miró, publicado en 1975 por Polígrafa, un poemario que Rafael Alberti le había dedicado y para el que Miró concibió veinte litografías.

Iconográficamente, el conjunto puede dividirse en dos grandes grupos, que representan sus dos estilos: uno formado por trece obras en las que una serie de personajes no figurativos, muy característicos de su imaginario, aparecen rodeados de estrellas y esferas que flotan en el fondo; el otro, de siete piezas configuradas a base de potentes trazos que evocan líneas a lápiz, pinceladas de tinta china y aguada. A este segundo grupo pertenece la presente litografía. En ella Miró transcribe las palabras de Alberti convertidas en una animada abstracción cuyos elementos se han simplificado por completo. Sin renunciar a los colores propios de su producción −amarillo, verde, azul, rojo y negro−, crea una imagen de formas livianas que parecen danzar libremente por el espacio, un rasgo que revela la impronta en su obra de la cultura oriental, que conoció durante sus viajes a Japón en la década anterior. Una huella que se observa especialmente en la gestualidad de los dibujos, que remite también a la expresividad de la abstracción americana, fundamental en sus primeros años de experimentación artística.

Maravillas con variaciones acrósticas en el jardín de Miró prefigura la espontaneidad que alcanzará su trabajo durante los últimos años de su vida, cuando, desprovisto de cualquier atadura, logra la máxima libertad creativa.