Carmen Calvo

(Valencia, 1950)

Serie musical

1985

técnica mixta, collage, gouache, arcilla

38 x 70 cm

Nº inv. 5106

Colección BBVA España


En las manos de Carmen Calvo, que cuenta con experiencia profesional en el campo de la cerámica –una industria de gran arraigo y tradición en el territorio valenciano−, la arcilla, la escayola y el barro cocido adquieren nuevas resonancias. 

En su producción, las formas de arcilla funcionan, con palabras de la propia artista, como “pinceladas fosilizadas”. Alargadas, y a menudo de colores suaves y naturales inspirados en el paisaje levantino, simulan restos de trazos de pintura. Las pequeñas figuras van ensartadas en distintos soportes con hilos o alambre, ordenadas según disposiciones rítmicas para simular una lectura arqueológica que trata de reconstruir, ordenar y relatar un pasado. 

Los gestos multiformes del barro de esta obra-objeto, Serie musical, pueden recordar grafismos recuperados de escrituras ancestrales. La variedad de figuras y puntos distribuidos en el
poseen características de notación musical, y parecen sugerir polifonías en contrapunto, creadas a partir de figuras que inspiran cadencias ascendentes y descendentes. 

Este
es uno de los dos objetos intervenidos de Carmen Calvo presentados en la exposición colectiva
Otros Abanicos (Sala de Exposiciones Banco Exterior, 1985), una propuesta comisariada por Natacha Seseña y producida por Fundación Banco Exterior, para la cual se invitó a veintinueve artistas a decorar con total libertad abanicos y pai-pais de pequeño y gran formato. La exposición viajaría en 1988 al Spanish Institute de Nueva York y en 1990 al Palacete del Embarcadero del Puerto de Santander. En el catálogo, las piezas se hilvanan con textos elaborados para la ocasión por diversos escritores, entre otros, Francisco Umbral, Camilo José Cela, Antonio Gala y Elisa de Rojas.

En este caso, acompaña la pieza un texto de Rosa Chacel, en el que reflexiona sobre el acto de pintar un
, concreción material de un fenómeno atmosférico invisible: el viento. Decorar el
podría equipararse a pintar algo tan evanescente como la brisa.