Eduardo Chillida Juantegui

(San Sebastián, 1924 – 2002)

Inguru VI

1968

grabado (aguafuerte y chine collé) sobre papel

71 x 54,7 cm

Nº inv. 5278

Colección BBVA España


En la producción de Chillida, obra gráfica y obra escultórica están estrechamente ligadas. A finales de los cincuenta comienza a investigar y experimentar con las técnicas del grabado. Al igual que en su escultura, en su obra sobre papel juega con conceptos contrapuestos como luz y sombra, forma y fondo, línea y plano.

En esta obra podemos observar el juego de gruesas líneas en negro que, al colocarse unas cerca de las otras, dibujan entre sí líneas blancas, formando un conjunto sólido y de fuerte presencia en el papel. Se aleja así de sus primeros grabados, más lineales. La importancia del plano será cada vez más patente, hasta cubrir en gran medida la superficie de la huella de la obra, igual que acontece en otra pieza de la Colección BBVA, Zeihartu II.

El artista investiga cada material para exprimir al máximo sus posibilidades. En esta obra emplea, además del
, la técnica del
, que le permite crear una suave diferencia de tono; además, al grabar sobre el papel de origen vegetal superpuesto a otro de mayor gramaje, aumenta la calidad del
.

En la obra de Chillida tiene gran importancia la cultura vasca, como él mismo ha manifestado: “Yo estoy enraizado aquí, produzco aquí mi obra y ella no me pertenece”; “la siento con el deseo de que sea más cultura universal cada día, pero desde nuestras raíces”. Sus raíces vascas se plasman también en los títulos de sus obras, en su mayoría palabras en euskera. El título de esta obra, Inguru, hace alusión a conceptos como “giro” y “alrededor”, que tienen mucho que ver con su mirada de escultor, mirada que conoce y a la vez descubre la pieza al concebirla desde todos sus puntos de vista.