Joan Miró

(Barcelona, 1893 – Palma de Mallorca, 1983)

Quelques fleurs pour des amis

1964

litografía sobre papel

36 x 26 cm

Nº inv. 557167

Colección BBVA España



En 1963 aparece Je travaille comme un jardinier, de Joan Miró, una edición formada por 9 litografías a color y de la que se imprimen 145 ejemplares. Coincidiendo con esta publicación, realiza una serie de acuarelas de un elegante carácter surrealista −muy en la línea de sus investigaciones plásticas de esos años− que dedica a un grupo de amigos, entre los que sobresalen Max Ernst (1891-1976), Nina Kandinsky, Aimé Maegth y Jacques Dupin.

Un año más tarde el artista participa en la ilustración de Quelques fleurs pour des amis, editado por la Société Internationale d’Art XXe siècle de París con textos del dramaturgo Eugène Ionesco. Este libro, para el que Miró elaboró 5 litografías y del cual se imprimieron 283 ejemplares, incluía, además, reproducidas en papel vitela de Arches, las 32 acuarelas que había dedicado y entregado a sus amigos el año anterior.

A dicho conjunto pertenece esta estampa de la acuarela dedicada al galerista Pierre Matisse y a su segunda mujer, Patricia O´Connell. Pierre Matisse, hijo menor del pintor Henri Matisse (1869-1954), fue una figura fundamental en el panorama cultural de su tiempo. Es conocida su dedicación a los artistas que patrocinaba, que consideraba la fuente de su energía y la fuerza a la hora de desarrollar su trabajo: “I got my strength from my artists (Mi fuerza me la dan mis artistas)” −afirmaba. Fue el galerista de grandes creadores, como Marc Chagall (1887-1985), Jean Dubuffet (1901-1985), Alberto Giacometti (1901-1966) e Yves Tanguy (1900-1955). También de Joan Miró, al que conoció en 1930 y cuya amistad se consolidó con el tiempo. En 1932 el pintor catalán realiza en la galería de su amigo su primera muestra, que dará paso a una larga lista de exposiciones y encargos. Esta pieza dedicada a él pone de manifiesto el valor de esta amistad para Miró.

En ella, junto al protagonismo de la línea, encontramos los colores primarios habituales en su producción: rojo, azul y amarillo; también grafías acabadas en puntos y, en la parte superior izquierda, un pequeño círculo en rojo, subrayado por un contorno en gris, forma habitual también en su imaginario pictórico. En definitiva, una bella muestra de la obra de Miró, testigo de la fecunda relación entre el pintor y su galerista.