David Rodríguez Caballero

(Dueñas, Palencia, 1970)

Sin título

2007

Serie Origami

collage (papel vegetal y vinilo)

64,5 x 53,5 cm

Nº inv. 557253

Colección BBVA España



David Rodríguez Caballero es uno de los principales escultores de la escena artística contemporánea española. Artista de gran proyección internacional, inicia su carrera dedicándose a la gestión cultural; en 1998 da el salto a la creación y se instala en la frenética ciudad de Nueva York.

Su obra actual se enmarca dentro de la tradición de la
y es el resultado de una minuciosa investigación que tiene como punto de partida elementos figurativos.

A pesar de ser escultor e investigar con la luz y la materia en las tres dimensiones, cabe destacar la importancia del papel en su producción, ya que su trabajo tiene como base y origen el dibujo y la pintura. Desde los inicios, Rodríguez Caballero utiliza el papel como soporte embrionario en el que desarrollar un concepto, que materializa después tridimensionalmente. En este frágil soporte el artista experimenta, ensaya y tantea las posibilidades plásticas y formales de unas obras que luego llevará a cabo en aluminio, en latón, en cobre o en acero, dotando a estos materiales de la delicada apariencia de una lámina, pero transmitiendo al mismo tiempo la robustez del metal. No obstante, Caballero no utiliza el papel exclusivamente como medio en el que investigar, sino también como fin en sí mismo.

Esta obra de la Colección BBVA, realizada con papel vegetal de 360 gramos y vinilo, pertenece a la serie titulada Origami, que evidencia el interés y la fascinación del artista por esta práctica japonesa. La pieza, que transita entre las dos y las tres dimensiones, genera un sutil y elegante claroscuro gracias al magistral tratamiento de los materiales. Sin título se basa en la idea de pliegue y explora las posibilidades físicas y conceptuales del papel, que no se presenta aquí totalmente adherido a la pared, como un elemento con la mera función de soporte, sino como parte esencial de la propia obra.

Además, la pieza integra de manera muy sutil los conceptos de pintura y escultura, mostrando una pintura modelada y una escultura dibujada.

El resultado es una composición de gran delicadeza y serenidad, con la que Rodríguez Caballero retoma un elemento  clave y fundamental en la historia del arte, y muy especialmente durante el Barroco, el pliegue, adaptándolo magistralmente a un lenguaje estético y visual absolutamente contemporáneo.