David Rodríguez Caballero

(Dueñas, Palencia, 1970)

Sin título

2018

grafito sobre papel

43 x 35,6 cm

Nº inv. 557256

Colección BBVA España



David Rodríguez Caballero es uno de los principales escultores de la escena artística contemporánea española. Artista de gran proyección internacional, inicia su carrera dedicándose a la gestión cultural; en 1998 da el salto a la creación y se instala en la frenética ciudad de Nueva York. 
Su obra actual se enmarca dentro de la tradición de la
y es el resultado de una minuciosa investigación que tiene como punto de partida elementos figurativos.
A pesar de ser escultor e investigar con la luz y la materia en las tres dimensiones, cabe destacar la importancia del papel en su producción, ya que su trabajo tiene como base y origen el dibujo y la pintura. Desde los inicios, Rodríguez Caballero utiliza el papel como soporte embrionario en el que desarrollar un concepto, que materializa después tridimensionalmente. En este frágil soporte el artista experimenta, ensaya y tantea las posibilidades plásticas y formales de unas obras que luego llevará a cabo en aluminio, en latón, en cobre o en acero, dotando a estos materiales de la delicada apariencia de una lámina, pero transmitiendo al mismo tiempo la robustez del metal. No obstante, Caballero no utiliza el papel exclusivamente como medio en el que investigar, sino también como fin en sí mismo.
Sus investigaciones tridimensionales más recientes se centran en lo que el artista ha denominado dibujos metálicos abstractos (abstract metal drawings) cuya inspiración responde a un impulso emotivo: la enfermedad neuronal de su padre. Estas esculturas, que aparecen visualmente como marañas metálicas suspendidas en el aire, recordando las complejas conexiones neuronales, ponen de manifiesto el interés de Rodríguez Caballero por dibujar en el espacio.
Dichas obras tienen su origen en una serie de dibujos monocromos de rayones generados por la repetición de un patrón geométrico lineal, de los cuales la Colección BBVA conserva tres ejemplares. Estas composiciones desprenden una potente vibración gracias al uso de colores brillantes y presentan el vigor y la determinación escultórica de sus obras tridimensionales. Los delicados, y a la vez enérgicos, dibujos manifiestan la investigación de Rodríguez Caballero en torno a la representación visual, en dos y tres dimensiones, de los mismos planteamientos estéticos y plásticos, consiguiendo evocar, en clave absolutamente poética, los impulsos eléctricos del cerebro.