Maruja Mallo

(Vivero, Lugo, 1902 – Madrid, 1995)

Ecos Andinos

1983

lápiz, bolígrafo y ceras sobre papel

32,5 x 49,9 cm

Nº inv. 599

Colección BBVA España



Maruja Mallo es una de las principales representantes del surrealismo figurativo en España. Se forma en la Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, donde coincidirá con artistas fundamentales del movimiento surrealista como Salvador Dalí (1904-1989).

A lo largo de su trayectoria, su trabajo irá evolucionando desde un surrealismo enérgico, de composiciones abigarradas y gran colorido, hacia una visión más pesimista del hombre y de la vida, que alcanza su punto álgido durante los años treinta. Por esa época, gracias a una beca de la Junta de Ampliación de Estudios, viaja a la capital francesa, donde conoce a Joan Miró (1893-1983) y a André Breton, padre del surrealismo. Tras su regreso a España, el estallido de la Guerra Civil le obliga a establecerse en Buenos Aires. Allí se produce el reencuentro con la naturaleza, que impulsa un cambio formal y conceptual en su trabajo: aun manteniendo la atmósfera surrealista, su obra muestra influencia de la formalidad y estética clásicas.

En los años sesenta vuelve a España y su figura será recuperada durante los años de la movida madrileña. Este será un periodo muy prolífico, en el que ensaya con materiales y técnicas contemporáneas, que le permiten llegar a resultados totalmente novedosos. Partiendo de la estética de sus obras más recientes, introduce en sus composiciones elementos más modernos, como planetas y naves espaciales.

Esta obra de la Colección BBVA, Ecos andinos, fue un encargo que recibió la artista en 1983: ilustrar el cartel de la exposición que el Banco Exterior organizaba en homenaje a Pablo Neruda en el décimo aniversario de su muerte. Representa a un indio araucano que, a lomos de una llama cargada de instrumentos musicales −un tambor, una guitarra, una quena y una flauta de Pan−, sobrevuela los Andes.

El colorido dibujo recuerda sus Verbenas de finales de los años veinte, rebosantes de alegría de vivir. Si aquellas estaban pobladas por motivos populares, ahora se hace presente una nueva iconografía, con un punto de exotismo. Una composición en la que son evidentes la armonía y el equilibrio entre la forma, el color y la materia.

En la trasera figura la inscripción que da nombre a la obra: Ecos andinos / levitando / sobre los Andes / vence las leyes de la gravedad. La pieza se inspira en las palabras del poeta: frente al gigante andino, levitamos sobre el Aconcagua encontrándonos frente al fascinante, inmenso desierto del agua del Pacífico.

La obra estuvo en su momento teñida de polémica: la artista gallega fue acusada de plagio por el pintor chileno Jorge Salas (1946), que en 1976 había realizado la cubierta de un disco para un grupo chileno con motivos pictóricos prácticamente idénticos a los utilizados en el cartel.