Utilizando la naturaleza de la zona como pretexto, este artista sentó las bases de la pintura moderna en Alicante y logró que el paisaje adquiriese categoría de género pictórico. Sus primeras obras irrumpen con su explosión de color en un ambiente provinciano y academicista. Su formación tradicional y sus estudios con Sorolla no le impiden estar atento a la evolución del arte de su tiempo, sobre todo a la modernidad que suponía el impresionismo y las primeras vanguardias.

Mediante la plasmación de sus vistas “au plein air”, pone en valor la campiña alicantina, mostrando los misterios de su tierra a través de composiciones basadas en el contraste del color, la luz, las texturas y las formas, que persiguen un valor estrictamente pictórico. Teniendo en cuenta las fechas en las que pinta, se le puede considerar sin lugar a dudas un precursor de la renovación pictórica española de mediados del siglo XX.

Las acequias y los aljibes están muy presentes en sus composiciones. Agua canalizada, domeñada por el hombre, un principio profundamente arraigado en la cultura del aprovechamiento del agua preservado por las generaciones de agricultores desde la época andalusí.

Muestra con sus pinceles esos exóticos rincones que ya se habían dado a conocer desde el siglo XIX a través de la estampa o el grabado, ahora mediante ese encendido color que avanza con fuerza gracias a su sensibilidad artística.