Estas dos magnificas composiciones son una buena muestra de cómo Navarro Baldeweg combina en su obra, de forma magistral, la abstracción con la figuración.

Tras experimentar con las instalaciones, vuelve a la pintura en los setenta, incorporando de forma paulatina una figuración muy esquemática. Es en estos momentos cuando se decanta por crear conjuntos temáticos muy ricos cromáticamente y en los que es más notoria la influencia de Matisse (1869-1954).

Sus obras seriadas suponen una ruptura con la idea tradicional de representación, pues se basan en la variación formal y en las diferencias. No hay ninguna que posea un modelo único.

Un claro ejemplo lo encontramos en esta pareja de obras sobre papel inspiradas en el mito griego de Eco y Narciso narrado por Ovidio. La imagen concentra, en unos pocos trazos de diferentes colores, la forma de acusada simetría. Aquí se aprecia esa búsqueda de lo esencial reducido a la imagen, el plano y la estructura.