Manuel Hernández Mompó

(Valencia, 1927 — Madrid, 1992)

Mercado con toldos

1985

grabado (aguafuerte, aguatinta y aguatinta al azúcar) y lápiz acuarelable sobre papel (24/75)

76 x 56 cm

Nº inv. 903

Colección BBVA España


Manuel Hernández Mompó fue un artista fundamental de la abstracción española del siglo XX. Siendo hijo de pintor, y con magistrales dotes para el dibujo, su pasión por el arte se desarrolla prematuramente y con apenas trece años ingresa en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Valencia y más tarde en la Escuela Superior de Bellas Artes. Allí recibirá una formación principalmente academicista, en la que prima todavía la visión naturalista de la pintura.

Tras acabar sus estudios se instala temporalmente en París, y posteriormente en Roma y Róterdam, donde entrará en contacto con la más vanguardista modernidad y con las corrientes abstractas de posguerra. Estas estancias en Europa y el descubrimiento del arte más contemporáneo le llevan a plantearse los postulados artísticos aprendidos hasta el momento y a renunciar al lenguaje naturalista de sus primeros paisajes y retratos.

Durante sus primeros años de innovación plástica su trabajo está visiblemente influenciado por la obra de Paul Klee (1879-1940) para, hacia mediados de los años sesenta, adquirir el carácter personal que define todas sus obras: escenas preeminentemente abstractas, con un fuerte componente narrativo y aspecto alegre, en las que no renuncia, sin embargo, a la referencia a la realidad. A partir de ese momento, sus composiciones desprenden un fuerte carácter lúdico y optimista, a veces hasta ligeramente ingenuo, en un intento, no tanto de plasmar una escena concreta, sino de evocar visualmente un recuerdo.

Tras este periodo en Europa regresa a Madrid; durante los últimos años de la década de los sesenta se afincará durante largas temporadas en Ibiza y Mallorca. Serán etapas fundamentales en su trabajo, pues la claridad del entorno balear le llevará a crear un conjunto de obras cuyo fondo blanco aparecerá notablemente más inmaculado, inundando sus lienzos de una intensa luminosidad.

Desde los inicios de su carrera Mompó siente una profunda fascinación por el ambiente y la vida que le rodea. Las escenas de la vida cotidiana, llevadas a la máxima simplificación, serán las que protagonicen la mayor parte de sus composiciones. Especial relevancia para el artista asumirá su ciudad natal, Valencia, representada a lo largo de toda su trayectoria en un elevado número de obras, al principio con un marcado carácter naturalista y posteriormente con un lenguaje mucho más depurado y abstracto. Mompó retrata el ambiente alegre y vivaz de su ciudad, evoca el vaivén de sus gentes y plasma la luminosidad sorollista de sus costas.

El grabado Mercado con toldos, de 1985, perteneciente a la Colección BBVA, representa el fulgor y el movimiento de una jornada en la lonja. Mompó ha simplificado al máximo los perfiles y ha eliminado casi por completo cualquier referencia figurativa. Sin embargo, el grafismo de las líneas que componen el ámbito de esta escena y las vibrantes áreas de color que parecen expandirse de sus límites –las primeras realizadas al
, las segundas conseguidas con
y
 
al azúcar 
− aluden al ambiente concurrido y eufórico de una jornada en el mercado. Este tema, que debió marcar su niñez y cuyo recuerdo quedará fuertemente grabado en su imaginario, será recurrente en su trabajo y en reiteradas ocasiones se convertirá en protagonista de sus obras. El mismo año en el que realiza este grabado, 1985, llevará a cabo la obra Mercado de la Plaza Redonda, donde representa la atmósfera de uno de los lugares más emblemáticos de Valencia.

Mercado con toldos revela la pasión de Mompó por crear un arte optimista y vivo, alejado de las corrientes más tenebristas del grupo informalista. Desde el inicio de su carrera Mompó crea una pintura clara y brillante, cuyo carácter lúdico se irá acrecentando con el paso de los años, convirtiendo sus obras en una auténtica oda a la vida, a la fiesta y a la libertad.