Manuel Hernández Mompó

(Valencia, 1927 — Madrid, 1992)

Sin Título

1978

serigrafía sobre papel (209/250)

40,50 x 70,10 cm

Nº inv. 945

Colección BBVA España


La obra de Mompó se caracteriza por buscar la expresión mínima para comunicar: “En mi obra tiendo a suprimir todo lo accesorio”. Esto se plasma tanto en su obra pictórica como en la realizada sobre papel −es el caso de la presente
−; también en sus esculturas de los años ochenta.

Como evidencia la presente obra, Mompó va configurando, a lo largo de su carrera, una forma de expresión propia, sirviéndose principalmente de la modulación de la línea: líneas cortadas que simbolizan muros, líneas continuas que desbordan la superficie estampada, a modo de representación de lo infinito; puntos y círculos que encarnan el espacio o formas abiertas que sugieren lo dinámico.

La necesidad de expresar la vida, lo cotidiano, será el eje principal de la obra de Mompó, un artista profundamente interesado por la realidad, que traduce a su personal lenguaje plástico. En esta
, a la personal iconografía del artista se agregan algunas palabras sueltas, voces de la calle: riendo, calor, tocan, mar, campo, rezando, todos... Como el propio autor afirmaba “la escritura es también una forma de expresión plástica. Las letras, sobre todo cuando son dibujadas de una manera espontánea, además de formar el sentido de las palabras, tienen vida propia como los seres”.

Una pequeña muestra de la obra del artista levantino.