Santiago Rusiñol

(Barcelona, 1861 – Aranjuez, Madrid, 1931)

Jardines de Monforte IV

h. 1917

óleo sobre lienzo

91 x 129,5 cm

Nº inv. 128

Colección BBVA España



Desde el viaje que realizó a Granada en 1898, impactado por la belleza de los jardines musulmanes andaluces, comenzó a pintar aquellos que iba conociendo en su periplo por tierras españolas: Sitges, Valencia, Játiva, Mallorca, Aranjuez, configurando una temática global de jardines de España.

En sus jardines fusiona los elementos básicos de ese arte nazarí que tanto marcó su pintura: la arquitectura, el agua y la vegetación, pero siempre interesado por la presencia del hombre como artífice de la modificación del entorno físico. Sin embargo, no sitúa la figura humana como complemento; prescinde de ella, centrándose en la soledad de la vegetación y utilizando la luz para conseguir efectos simbólicos y teatrales.

Se trata de una vista pintada en los jardines valencianos de Monforte, cerca de los jardines del Real, al borde del Turia. Su traza es clasicista, aunque fueron creados en época romántica, en la década de 1850, por Juan Bautista Romero, marqués de San Juan.

El carácter recogido y equilibrado de este jardín, realzado con estatuas y jarrones en mármol de Carrara, complació mucho al pintor, que lo re­presentó en diferentes ocasiones, en este caso concreto con luz cenital. El padre Laplana, en el catálogo razonado del artista, recoge los lienzos que Rusiñol realizó de la casa Monforte (1) y sus jardines (5) desde que conoció el recinto en 1911, siendo el que nos ocupa el cuarto llevado a cabo en el entorno, posiblemente en 1917.

El lugar representado recibía la denominación de glorieta de los Arcos, por los que se habían practicado entre las cortinas de cipreses, que proporcionaban al conjunto ese marcado carácter clasicista. La serenidad cromática del muro vegetal se anima con los rosas y malvas de la escalinata y el camino entre los setos, y los dorados del reflejo del sol en el crepúsculo sobre el agua del estanque y los árboles del fondo.