Eliseu Meifrèn

(Barcelona, 1857 – 1940)

Jardín

s.f.

óleo sobre lienzo

66,4 x 56,7 cm

Nº inv. 145

Colección BBVA España



El tema de los jardines tuvo amplia aceptación en la pintura catalana, y Meifrèn lo utilizó en múltiples ocasiones. En este caso, el artista estudia el efecto de la luz filtrándose a través de la vegetación. Utilizando como eje de la composición un ciprés a cuyo alrededor se dispone esa vegetación domesticada por unas escaleras y un murete y ese camino que se adentra en la ladera que sirve de un telón de fondo, que solo se rompe tímidamente en la parte superior mediante una pequeña franja de cielo.

Su pintura gozó de gran éxito entre la burguesía del momento. Fruto de su actividad fue la marina, género en el que se especializó, pero también el paisaje, que contribuyó a renovar. Haciendo uso de novedades técnicas y recorriendo un camino próximo al impresionismo, aunque no se integró en ningún grupo, sus grandes obsesiones fueron la luz y el color, siendo el paisaje el mejor escenario para investigar sobre ambos aspectos.

Su viaje a París en 1890, donde conoció la obra de los impresionistas, así como su relación con el luminismo del grupo de Sitges, está en el origen de su vivo cromatismo y de su habilidad para captar los efectos atmosféricos.

Su obra es fresca y vívida, su paleta potente, de exuberante colorido y amplia gama cromática. Tras su contacto con Mallorca aparecen los rojizos y los verdes, el tratamiento de las sombras y las luces se magnifica, y los jardines y los patios se convierten en sus temas habituales. Su pincelada, corta y precisa, capta la luz que se filtra a través de la vegetación y se refleja en el ambiente. Vigor y soltura en su toque de pincel, ágil, vital, que nunca perderá la fuerza del color, rico en matices y en la captación de la luz.