Carlos Alcolea

(La Coruña, 1949 – Madrid, 1992)

La ciega veneciana

1984

acrílico sobre lienzo

200 x 220 cm

Nº inv. 1849

Colección BBVA España


Carlos Alcolea formó parte de la generación de jóvenes artistas de los años sesenta que, encabezados por Luis Gordillo (1934), se apartaron de la corriente informalista inclinándose por una vuelta a la figuración, y se dieron a conocer en el contexto de la llamada
. Su pintura de brillantes colores es el reflejo de un proceso creativo muy reflexivo con un claro predominio del dibujo y de la forma.

De formación artística autodidacta, llega a la pintura por caminos poco convencionales. Su cultura enciclopédica aporta a su obra un sentido irónico. Siempre se le asocia a Luis Gordillo y David Hockney (1937), a los que conoció en los círculos culturales que frecuentaba con asiduidad. Sin embargo, su creación no puede considerarse una continuación de las propuestas de estos artistas, sino un punto de partida para el desarrollo de la propia.

La ciega veneciana es uno de los cuadros más relevantes de su producción en los ochenta, su época de madurez, momento en el que visitaba con bastante frecuencia la ciudad italiana. Por el ensayo que sobre el artista realizó Ángel González (1925-2008), sabemos que el personaje que representa es una ciega que regentaba una cacharrería en Venecia, delante de cuyo escaparate solía detenerse.

De factura meticulosa, nos encontramos ante una pintura enigmática e inquietante, en la que crea un espacio ilusionista mediante el uso de la geometría de las formas y la combinación de los colores planos, de los que se sirve para dar profundidad.

La pintura de Alcolea es una pintura compleja que contiene, en muchos casos, referencias personales difícilmente descifrables. Sus cuadros son minuciosamente ejecutados a base de capas de pintura acrílica, creando una atmósfera atípica, llena de personajes atemporales que viven dentro del mundo que el pintor ha creado para ellos, un mundo siempre cargado de simbolismo e ironía.