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https://www.coleccionbbva.com/en/pintura/2182-leon-dormido-2/
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pintura
18092
14172
https://www.coleccionbbva.com/wp-content/uploads/2017/07/2182.jpg
Benjamin Palencia
(Albacete, 1894 – Madrid 1980)
León dormido
1970
óleo sobre lienzo
54 x 65,5 cm
Nº inv. 2182
Colección BBVA España
Dentro de su labor de exploración de los puntos de encuentro entre el arte contemporáneo español y las vanguardias internacionales, Benjamín Palencia asimila las enseñanzas de los estilos cubista, surrealista y constructivista hasta llegar definitivamente a un lenguaje propio. Esta composición es un claro ejemplo de la producción de la
Segunda
Escuela de Vallecas
(1927-1936) fundada en 1927 por Benjamín Palencia y Alberto Sánchez con el objeto de renovar el arte español tal como se había hecho en el resto de Europa. El paisaje se convierte en el motivo principal de su pintura. Será un paisaje sobrio, influido por el primitivismo hispánico, el color fauvista, el enfoque surrealista y el orden cubista. Su punto de partida será el campo casi desértico del extrarradio de Madrid hacia Toledo, del que se elimina todo objeto superfluo para llegar a la sobriedad del trazo mediante una paleta de colores terrosos. Será un arte a medio camino entre la tradición y la modernidad. La Escuela de Vallecas se disolverá con la llegada de la guerra civil en 1936, aunque será la única que resurgirá posteriormente como segunda escuela de Vallecas (1939-1942).
(1939-1942) continuadora de la
Escuela de Vallecas
(1927-1936) fundada en 1927 por Benjamín Palencia y Alberto Sánchez con el objeto de renovar el arte español tal como se había hecho en el resto de Europa. El paisaje se convierte en el motivo principal de su pintura. Será un paisaje sobrio, influido por el primitivismo hispánico, el color fauvista, el enfoque surrealista y el orden cubista. Su punto de partida será el campo casi desértico del extrarradio de Madrid hacia Toledo, del que se elimina todo objeto superfluo para llegar a la sobriedad del trazo mediante una paleta de colores terrosos. Será un arte a medio camino entre la tradición y la modernidad. La Escuela de Vallecas se disolverá con la llegada de la guerra civil en 1936, aunque será la única que resurgirá posteriormente como segunda escuela de Vallecas (1939-1942).
, creada en 1927 por Benjamín Palencia y Alberto Sánchez y disuelta al inicio de la guerra civil. Tras la contienda, el grupo artístico vuelve a renacer bajo la denominación de segunda
Escuela de Vallecas
(1927-1936) fundada en 1927 por Benjamín Palencia y Alberto Sánchez con el objeto de renovar el arte español tal como se había hecho en el resto de Europa. El paisaje se convierte en el motivo principal de su pintura. Será un paisaje sobrio, influido por el primitivismo hispánico, el color fauvista, el enfoque surrealista y el orden cubista. Su punto de partida será el campo casi desértico del extrarradio de Madrid hacia Toledo, del que se elimina todo objeto superfluo para llegar a la sobriedad del trazo mediante una paleta de colores terrosos. Será un arte a medio camino entre la tradición y la modernidad. La Escuela de Vallecas se disolverá con la llegada de la guerra civil en 1936, aunque será la única que resurgirá posteriormente como segunda escuela de Vallecas (1939-1942).
. Impulsada de nuevo por Palencia, esta vez junto a Francisco San José, a los que se unirá un grupo de estudiantes de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, del que procede la mayor parte de los artistas que integrarán la
Escuela de Madrid
o joven escuela madrileña, término acuñado por el marchante y librero Karl Buchholz y el crítico de arte Manuel Sánchez Camargo para denominar al grupo de pintores españoles —muchos de ellos procedentes de la segunda
Escuela de Vallecas
(1927-1936) fundada en 1927 por Benjamín Palencia y Alberto Sánchez con el objeto de renovar el arte español tal como se había hecho en el resto de Europa. El paisaje se convierte en el motivo principal de su pintura. Será un paisaje sobrio, influido por el primitivismo hispánico, el color fauvista, el enfoque surrealista y el orden cubista. Su punto de partida será el campo casi desértico del extrarradio de Madrid hacia Toledo, del que se elimina todo objeto superfluo para llegar a la sobriedad del trazo mediante una paleta de colores terrosos. Será un arte a medio camino entre la tradición y la modernidad. La Escuela de Vallecas se disolverá con la llegada de la guerra civil en 1936, aunque será la única que resurgirá posteriormente como segunda escuela de Vallecas (1939-1942).
— que integran la exposición colectiva de 1945 en la Galería Buchholz de Madrid. Algunos consideran este grupo como un mero proyecto comercial puesto en marcha por críticos de arte y galeristas, con el objeto de crear un mercado de pintura de paisaje.
. El Museo del Prado será el centro de reunión y su principal influencia artística El Greco. El paisaje seguirá siendo el motivo de representación por excelencia, aunque con tonos más realistas, alejados de la experimentación de la primera etapa. Será un paisaje más sobrio, un refugio tras los horrores de la guerra.
, heredera de la primera formación que en 1927 había puesto en marcha junto a Alberto Sánchez (1895-1962), en un intento de renovar el arte español y desprenderse del magnetismo de las vanguardias parisinas.
En esta
Segunda
Escuela de Vallecas
(1927-1936) fundada en 1927 por Benjamín Palencia y Alberto Sánchez con el objeto de renovar el arte español tal como se había hecho en el resto de Europa. El paisaje se convierte en el motivo principal de su pintura. Será un paisaje sobrio, influido por el primitivismo hispánico, el color fauvista, el enfoque surrealista y el orden cubista. Su punto de partida será el campo casi desértico del extrarradio de Madrid hacia Toledo, del que se elimina todo objeto superfluo para llegar a la sobriedad del trazo mediante una paleta de colores terrosos. Será un arte a medio camino entre la tradición y la modernidad. La Escuela de Vallecas se disolverá con la llegada de la guerra civil en 1936, aunque será la única que resurgirá posteriormente como segunda escuela de Vallecas (1939-1942).
(1939-1942) continuadora de la
Escuela de Vallecas
(1927-1936) fundada en 1927 por Benjamín Palencia y Alberto Sánchez con el objeto de renovar el arte español tal como se había hecho en el resto de Europa. El paisaje se convierte en el motivo principal de su pintura. Será un paisaje sobrio, influido por el primitivismo hispánico, el color fauvista, el enfoque surrealista y el orden cubista. Su punto de partida será el campo casi desértico del extrarradio de Madrid hacia Toledo, del que se elimina todo objeto superfluo para llegar a la sobriedad del trazo mediante una paleta de colores terrosos. Será un arte a medio camino entre la tradición y la modernidad. La Escuela de Vallecas se disolverá con la llegada de la guerra civil en 1936, aunque será la única que resurgirá posteriormente como segunda escuela de Vallecas (1939-1942).
, creada en 1927 por Benjamín Palencia y Alberto Sánchez y disuelta al inicio de la guerra civil. Tras la contienda, el grupo artístico vuelve a renacer bajo la denominación de segunda
Escuela de Vallecas
(1927-1936) fundada en 1927 por Benjamín Palencia y Alberto Sánchez con el objeto de renovar el arte español tal como se había hecho en el resto de Europa. El paisaje se convierte en el motivo principal de su pintura. Será un paisaje sobrio, influido por el primitivismo hispánico, el color fauvista, el enfoque surrealista y el orden cubista. Su punto de partida será el campo casi desértico del extrarradio de Madrid hacia Toledo, del que se elimina todo objeto superfluo para llegar a la sobriedad del trazo mediante una paleta de colores terrosos. Será un arte a medio camino entre la tradición y la modernidad. La Escuela de Vallecas se disolverá con la llegada de la guerra civil en 1936, aunque será la única que resurgirá posteriormente como segunda escuela de Vallecas (1939-1942).
. Impulsada de nuevo por Palencia, esta vez junto a Francisco San José, a los que se unirá un grupo de estudiantes de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, del que procede la mayor parte de los artistas que integrarán la
Escuela de Madrid
o joven escuela madrileña, término acuñado por el marchante y librero Karl Buchholz y el crítico de arte Manuel Sánchez Camargo para denominar al grupo de pintores españoles —muchos de ellos procedentes de la segunda
Escuela de Vallecas
(1927-1936) fundada en 1927 por Benjamín Palencia y Alberto Sánchez con el objeto de renovar el arte español tal como se había hecho en el resto de Europa. El paisaje se convierte en el motivo principal de su pintura. Será un paisaje sobrio, influido por el primitivismo hispánico, el color fauvista, el enfoque surrealista y el orden cubista. Su punto de partida será el campo casi desértico del extrarradio de Madrid hacia Toledo, del que se elimina todo objeto superfluo para llegar a la sobriedad del trazo mediante una paleta de colores terrosos. Será un arte a medio camino entre la tradición y la modernidad. La Escuela de Vallecas se disolverá con la llegada de la guerra civil en 1936, aunque será la única que resurgirá posteriormente como segunda escuela de Vallecas (1939-1942).
— que integran la exposición colectiva de 1945 en la Galería Buchholz de Madrid. Algunos consideran este grupo como un mero proyecto comercial puesto en marcha por críticos de arte y galeristas, con el objeto de crear un mercado de pintura de paisaje.
. El Museo del Prado será el centro de reunión y su principal influencia artística El Greco. El paisaje seguirá siendo el motivo de representación por excelencia, aunque con tonos más realistas, alejados de la experimentación de la primera etapa. Será un paisaje más sobrio, un refugio tras los horrores de la guerra.
, el artista inicia una figuración mucho más expresiva y colorista que en la anterior. La temática, sin abandonar las tendencias surrealistas y cubistas, se seguirá centrando en los campos de Castilla, vinculada a las imágenes que creó la Generación del 98.
En concreto, en esta obra representa la montaña de Polop de la Marina, en la provincia de Alicante, en cuyo ondulado perfil se cree ver la silueta de un león dormido. Palencia lo representa con un cromatismo vibrante y expresivo. La pincelada es suelta y tratada de manera escultórica, como si fuera barro, casi llegando a la agresividad en el trazo. Aunque no es el caso en esta obra, es común que Palencia use materia orgánica en sus obras, como tierra, arena o ceniza.
La paleta de color sigue dentro de los tonos terrosos, como es característico en el artista, pero introduce aquí los tonos azules para el cielo y los verdes y morados para aludir a la vegetación de la montaña.
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