Juan Fernández Lacomba

(Sevilla, 1954)

Llama azul

1991

óleo sobre lienzo

125, 2 x 150,6 cm

Nº inv. 4110

Colección BBVA España


Con un estilo muy personal, alejado de los modos pictóricos de sus contemporáneos, Juan Fernández Lacomba representa un paisaje yermo y desolador que puede recordarnos a los espacios surrealistas de Yves Tanguy (1900-1955). Paisajes profundos y difusos, en los que el horizonte es tan impreciso que no se distingue bien dónde acaba la tierra y comienza el cielo.
 
Lacomba dará sus primeros pasos dentro de una figuración expresionista que irá suavizando para centrarse en la representación del paisaje. Este gusto por el paisaje lo desarrollará en París, ciudad a la que se traslada a principios de los ochenta, becado por el gobierno francés.
 
A mediados de esa misma década instala su estudio en la localidad sevillana de Carmona. Su arte se centra entonces en la realización de paisajes abstractos, dotados de una plástica sensual y expresiva, siempre en estrecha relación con la memoria y lo soñado.
 
En 1990, expone su serie Fuegos, a la que pertenece esta obra, Llama azul. Son obras que mantienen un diálogo ambiguo entre el mito y la cotidianidad del fuego. Un espacio abierto, poblado de grises y violetas, atrae al espectador hacia su interior. La llama, erguida y azul, emergiendo de un tronco solitario, centra la composición. Es una escena fría y difusa, que equilibra la temperatura del color mediante pequeñas manchas rojas que salpican la obra, como si de chispas de fuego se tratase.
 
Es un territorio de la memoria en el que la tierra se presenta etérea, sin peso, relegando su función a un simple espacio sobre el que reposa la rama.