Sigfrido Martín Begué

(Madrid, 1959 – 2011)

El pato Vaucansson

1993

óleo sobre lienzo

118 x 118,5 cm

Nº inv. 4131

Colección BBVA España


Es este uno de los autómatas más logrados del artista. Un personaje cuya fuerza y cuyo carácter parecen querer trascender el cuadro para cobrar vida propia.

El talento de este pintor, arquitecto y diseñador de escenografías teatrales se refleja en su calidad compositiva y la perfección en el trazo. No vacila a la hora de introducir paisajes y personajes ficticios, oníricos, cargados de simbolismo, que hunden sus raíces en la religión, la mitología, la literatura, la historia, el cómic…, representados en un ambiente turbador e irónico en el que son evidentes las influencias surrealistas y, en menor medida, metafísicas.

En este lienzo, el pintor nos revela su gusto por los autómatas. Representa una versión moderna del Canard Digérateur, el pato que digiere, creado en 1738 por el ingeniero francés Jacques Vaucanson. Una pieza de cobre dorado con forma de pato capaz de comer, digerir y evacuar, y cuyo proceso digestivo era visible a través de su abdomen transparente.

El pato de Martín Begué es distinto. Su aspecto no difiere del de un verdadero pato, salvo por la presencia de una llave para dar cuerda en su lomo y la tuerca de su pata. Su referencia a Vaucanson la realiza a través del dibujo del mecanismo y el nombre que aparece en la etiqueta, que personaliza y diferencia incluyendo una “s” adicional con la que parece querer singularizar su propia creación. El proceso sigue siendo el mismo, pero se ha modernizado, va más allá. El paté que produce se envasa y se almacena, listo para el consumo, como demuestra la presencia del abrelatas. La ironía y la amenaza en la mirada de ese pato que protege lo que ha creado se funden en el lienzo.