Joaquín Pacheco

(Madrid, 1934)

Ventana de tren

1993

acrílico sobre papel pegado a lienzo

88,5 x 115,7 cm

Nº inv. 4145

Colección BBVA España


Es este un excelente ejemplo de la obra de madurez de este artista, que presenta sus elementos formales fundamentales: la figuración, el juego de reflejos, la fragmentación y, sobre todo, la incomunicación del mundo posmoderno.

La trayectoria pictórica de Pacheco comenzó en una línea figurativa cercana al
. Es durante su estancia en París cuando evoluciona hacia algo más cercano al pop, interpretado desde una narrativa y un juego visual que recuerda a artistas como el británico David Hockney (1937). No obstante, la huella del
, su narrativa, su costumbrismo negro, estarán presentes en una obra que, progresivamente, se irá llenando de luz y color.

Pintor de la vida urbana, en sus trabajos los personajes siempre aparecen aislados, incomunicados. La representación fragmentaria le ayuda a enfatizar una idea típica del posmodernismo: el continuo tránsito —que fomenta la aparición de los “no lugares” descritos por Marc Augé— en el que no hay tiempo para una conversación, para cualquier tipo de relación. El juego de espejos, de cristales, acentúa el aspecto artificial del espacio y le resta humanidad. Crea un juego visual de equívocos en el que no sabemos cuál es el personaje y cuál su reflejo. Como en Alicia, el espejo atrapa la imagen, ¿tal vez toda la esencia del hombre despojada de su humanidad?