Nacido en Salamanca, se formó en la Escuela de Bellas Artes de Madrid y, durante los ochenta, residió en Italia y en Suiza.

Su pintura de raíz informalista está marcada por el carácter reflexivo con el que trabaja, sin olvidar la importancia que tiene el dibujo en la concepción cromática y compositiva de sus paisajes e interiores. Destaca la persistencia con la que desarrolla algunos temas, empleando un trazo intenso y repetitivo de anexión y de sustracción en torno al núcleo de su obra.

En esta obra de gran formato emplea una gama cromática rica y a la vez austera de grises plomo, azules y engañoso violeta. El resultado final es una superficie densa y rugosa en la que se adivinan posibles imágenes que van desde el fondo de la obra a la superficie y que conectan con el interior de cada uno de los espectadores.