Este pintor gallego es considerado uno de los artistas figurativos más representativos de la pintura española actual. Tras estudiar Bellas Artes en Madrid, pronto entra en contacto con artistas del momento como Guillermo Pérez Villalta (1948), Luis Gordillo (1934) o Darío Villalba (1939-2018). Su viaje a Estados Unidos le permite conocer de primera mano la pintura americana y la obra del artista inglés David Hockney (1937).

Trabó amistad con el pintor realista chileno Claudio Bravo (1936-2011), al que visitó en su residencia de Marruecos en varias ocasiones. Esto justifica el grado de perfeccionismo que el artista gallego fue adquiriendo en su obra, así como su apego hacia los orientalismos artísticos.

Pintor de paisajes, retratos e interiores, dota a cada uno de ellos de un realismo descriptivo basado en una observación previa y coherente no exenta de espiritualidad.

En esta obra, la pequeña biblioteca decorada con obras de arte y piezas de anticuario está concebida como un lugar recogido y de uso exclusivo, orientado al deleite y al reposo. El artista, muy consciente de ello, es cuidadoso en la elección del encuadre así como en el uso de las perspectivas. Sus rincones nos remiten a los interiores domésticos holandeses del siglo XVII, por el intimismo y la fidelidad en la captación de la realidad que le rodea. Trata cada uno de los objetos de manera individual mediante contrastes lumínicos y claroscuros que potencian su viveza y realismo.