La obra de Fontela es el resultado de un cuidadoso proceso de diálogo con imágenes que le interesan e impactan de su entorno. Su mirada analítica y el diálogo con el proceso pictórico marcan el tiempo que el artista dedica a cada temática, disfrutando de ella hasta dar por acabado el proceso. En toda su obra subyacen dos grandes temas: el paisaje y el amor por la pintura.

En esta serie, su obsesión por la imagen de una isla o una roca que emerge del mar es plasmada bajo un enigmático título: Nowhere Island, que añade a la presencia pictórica un contenido conceptual. En estos lienzos, el pintor propone una geografía desconocida y llena de misterio. Diferentes elementos −lluvia, viento y, por supuesto, el agua del mar− configuran la orografía de esta isla que se yergue a pesar de la marea. Como el propio Fontela ha manifestado, se trata de “una metáfora al fin y al cabo del ser humano frente al medio”.

Es de destacar que en la Colección BBVA se conservan dos piezas de la serie, que juntas conforman un díptico. En primer lugar estaría Nowhere Island I, donde vemos esta isla a la luz del día −en palabras del artista, “lo visible, lo contundente, lo real, lo palpable”−; en segundo lugar, Nowhere Island II, refleja una vista nocturna de la isla, que simboliza “lo poético, lo misterioso, lo mágico”. Las dos caras de la moneda de nuestra existencia, ambas interpretadas con gran riqueza plástica.

Una serie de lienzos de alta calidad y potente presencia.