Anton van Dyck

(Amberes, 1599 – Londres, 1641)

Cristo y la mujer adúltera

h. 1620-1622

óleo sobre lienzo

169 x 252 cm

Nº inv. 581

Colección BBVA España


La atribución de esta excepcional composición a Van Dyck se debe a Matías Díaz Padrón, quien ya en 1962 determina que se trata de una réplica del lienzo de Van Dyck que en el siglo XVII estaba en El Escorial. En 1972, en un artículo en Archivo Español de Arte (XLV, 180), confirma la autoría y hace un estudio en profundidad de la obra.

Díaz Padrón sitúa la fecha de ejecución hacia 1620-22. La composición y el colorido, así como la pincelada larga y suelta, son típicamente venecianos, lo que no es de extrañar, habida cuenta de su aprendizaje en Italia, donde permanece seis años (1621-27). Esta influencia explicaría las anteriores atribuciones de la obra a Jacopo Tintoretto (1518-1594), en el inventario de las Colecciones Reales, y a Tiziano (1489-1576), en el del infante Sebastián Gabriel de Borbón, de cuya colección procede.

Cabe mencionar que sus cuadernos de viaje de esta etapa están plagados de copias de pinturas de Tiziano, entre ellos un apunte a lápiz de un lienzo del mismo tema (Museum Plantin-Moretus/Stedelijk Prentenkabinet)  en el que el Cristo es casi una imagen especular del que luego pintaría Van Dyck en esta obra. También el gesto del brazo de Cristo evoca un dibujo de La duda de Santo Tomás de Rafael Sanzio (1483-1520) conservado en el Fitzwilliam Museum. Sin embargo, la actitud de la mano y el perfil de la adúltera son característicos de Van Dyck.

Si la figura de la mujer evoca a Pablo Veronés (1528-1588) y la de Cristo a Tiziano, el personaje sentado en la escalinata procede muy directamente del de La Transfiguración de Rafael, sin duda a través de una estampa, pues la imagen aparece invertida respecto a la del maestro italiano.

El fondo de paisaje acusa influencias de Pedro Pablo Rubens (1577-1640), en cuyo taller se menciona a Van Dyck por primera vez en 1618, como uno de sus colaboradores más importantes.

Cabe señalar que Van Dyck no copia a ninguno de los maestros, sino que utiliza de ellos aquellos detalles que le interesan, fundiéndolos y haciéndolos suyos, sin renunciar nunca a su naturaleza nórdica.

Existe otra versión de Van Dyck de esta composición: la de la Venerable Orden Tercera, que es la que hasta el siglo XIX estuvo colgada en la sacristía del monasterio de El Escorial. En ella los grupos de personajes se encuentran muy juntos, mientras que en esta el paisaje crea un espacio entre las masas.